Alquileres complicados

Alquileres complicados
30.08.2007 -

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha seleccionado el casi imposible acceso a la vivienda de los jóvenes como uno de los objetivos prioritarios de su acción en el nuevo curso político, intentando potenciar la alternativa del alquiler como la fórmula más viable para poner en el mercado pisos asequibles para las ajustadas economías de quienes buscan emanciparse de sus familias. La iniciativa, habida cuenta de que en España el parque de inmuebles alquilados apenas representa un 10% del total mientras existen alrededor de tres millones de casas vacías, se apoya en un incontestable mercado potencial. Otra cuestión es la estrategia social, financiera o fiscal que se instrumente para movilizar una oferta que se muestra muy remisa a colocar sus viviendas en renta y una demanda que responde preferentemente a la cultura de dirigir sus esfuerzos a la adquisición de una residencia, concebida aún como un activo rentable. La ministra Carme Chacón tiene el reto de conseguir en pocos meses lo que su antecesora no logró en tres años: dar con la receta que sirva para satisfacer la necesidad de pisos baratos para los jóvenes mileuristas y vencer su resistencia a optar por el alquiler, que en su mayoría entienden como una inversión a fondo perdido. Pero en su afán voluntarista la ministra ya ha anunciado que recuperará las deducciones fiscales para quienes vivan de alquiler, una medida que no ha dado resultado en Euskadi. Y Chacón lo ha hecho incluso antes de que los responsables del Ministerio de Economía y Hacienda hayan encontrado el mecanismo para evitar el temido efecto de que los propietarios trasladen las subvenciones a los precios. La urgencia en generar expectativas optimistas en momentos preelectorales puede tentar a los responsables políticos a lanzar propuestas que no cuenten con el respaldo de un estudio riguroso, tanto del mercado como de las posibilidades fiscales. Sería preferible fijarse objetivos limitados pero alcanzables, antes que generar ideas inviables que no conduzcan sino a nuevas frustraciones en tan delicada materia.