jueves 30 de agosto de 2007
Un nuevo partido para la izquierda
EL adiós de Rosa Díez al PSOE, no por previsible, deja de ser un acontecimiento importante e ilustrativo del momento que vive la izquierda española. La eurodiputada socialista ha dado el paso que tanto se deseaba en su partido y que tanto ha evitado ella misma, porque al darlo confirmaría lo irreversible de las causas que lo motivan. En efecto, Rosa Díez se va del PSOE, como otras destacadas personalidades de la izquierda, harta y engañada. La política de Rodríguez Zapatero hacia ETA y el nacionalismo, en su conjunto, ha sido una fuente constante de discordias y enfrentamientos con las víctimas del terrorismo, el Partido Popular y amplios sectores de la sociedad española, perplejos ante el viraje suicida impuesto por el presidente del Gobierno en asuntos de Estado. Pero, además, Rodríguez Zapatero es el primer responsable de que el PSOE haya dejado de ser un partido de izquierda nacional para convertirse en una suma de franquicias socialistas locales, dispuestas a pactar con los nacionalismos más extremistas. Cataluña y Galicia son los ejemplos más incontestables de esta mutación del socialismo, y si en el País Vasco no se ha producido un fenómeno similar se debe a que no cuajó el proceso de «paz» en el que una Batasuna blanqueada -y lista para posibles pactos que un esperanzado Patxi López no descartaba en noviembre de 2005- estaba llamada a desempeñar un papel como el de ERC en Cataluña. Y en Navarra se impuso en el último segundo un cálculo electoral antes que un ejercicio de responsabilidad.
Más allá de ser meros pactos para mancomunar el poder político, los acuerdos con los nacionalismos han impuesto en el PSOE una visión del Estado incompatible con el principio de igualdad. El peaje pagado a los nacionalistas es la admisión de una inaceptable discriminación entre españoles, según el lugar donde vivan. La cesión a ETA -porque negociar con ETA una tregua y fijar un guión político es una cesión en toda regla-, el debilitamiento del Estado y la promoción de unos nacionalismos más radicales y menos leales son los motivos principales por los que Rosa Díez y otras personalidades de la izquierda, como el filósofo Fernando Savater y el profesor Carlos Martínez Gorriarán, han decidido constituir un nuevo partido político a partir de la plataforma cívica «Basta Ya». Podrían haber optado por promover un movimiento político no partidario que, a semejanza de lo ocurrido en Francia con Sarkozy, encauzara apoyos de la izquierda a un proyecto político nacional liderado por Rajoy. Legítimamente han optado por constituir un grupo político que dispute con los demás la confianza de los electores.
Obviamente, será un partido de izquierda, aunque el PSOE tratará de presentarlo como una filial del PP, pasando por encima de la consideración debida a intelectuales y políticos que, como los citados, tienen acreditada una militancia mucho más coherente y solvente que la de aquellos que, cómodamente instalados en su mediocridad pasada, presente y futura, ahora cargan contra ellos desde las filas socialistas. Por tanto, aquellos ciudadanos españoles que por ser de izquierdas no votan al PP y por sentirse ante todo españoles no secundan la política sin principios de Rodríguez Zapatero, pueden contar en el futuro con una nueva formación que responda a sus exigencias de alternativas. Es en este contexto donde el nuevo partido tiene asegurada su viabilidad, en el caladero de los múltiples ciudadanos de izquierda que se sienten engañados y hastiados por Zapatero y que quieren una política de izquierda y nacional. Por eso no es extraño que algunas de las propuestas que ya se conocen de esta nueva formación -que debe evitar ser un ilusión efímera- tengan un carácter integrador y sin adscripción ideológica: reforma constitucional para la defensa del Estado, cambio en la legislación electoral para evitar el sobrepeso parlamentario de las minorías nacionalistas y política de unidad y firmeza frente a ETA. La coincidencia de estas propuestas con las del PP no hace sino confirmar que derecha e izquierda aún tienen amplios terrenos de consenso en lo fundamental y que es el actual PSOE el que ha decidido jugar en las canchas embarradas de los nacionalismos.
jueves, agosto 30, 2007
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