miércoles, agosto 01, 2007

Urbaneja, ¡Que dificel anda la Bolsa!

miercoles 1 de agosto de 2007
¡Qué difícil anda la Bolsa!
POR FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA
Las bolsas cierran temporada (es un decir, porque nunca cierran) más mejor que peor. El empujón de ayer, 2% en una sesión, compensó el susto de la semana pasada, cuando los riesgos de las hipotecas norteamericanas para pobres (las llamadas «sub prime») pasaron factura a entidades financieras lejanas a ese mercado, que han refinanciado a los financiadores de esos créditos basura.
Un par de bancos alemanes recortan sus beneficios unos puntos para provisionar carteras hipotecarias con origen en los Estados Unidos. El efecto mariposa de estos mercados globalizados.
La Reserva Federal ha reconocido días atrás que las hipotecas problemáticas pueden significar un billón de dólares. No es una cifra abrumadora, ni definitiva, no significa que esos recursos se han volatilizado, pero hace tragar saliva a los responsables de riesgos, que reclaman cautela y recomiendan pocas alegrías a la hora de otorgar crédito.
De hecho el grifo financiero ha reducido potencia, los que ofrecen dinero a quien saben colocarlo se van de vacaciones y cuelgan el cartel de «vuelva usted mañana», y en los mercados financieros se malician que la era del dinero abundante y barato ha completado recorrido.
Y sin dinero abundante y barato el valor de los activos se resiente, los inmobiliarios y los mobiliarios, especialmente esas acciones tan sensibles a las expectativas. Como las empresas dan buenos resultados y prometen dividendos interesantes, los inversores se resisten a abandonar la renta variable, especialmente los valores sólidos (rentables y líquidos), y los índices resisten en zona alta aunque con una volatilidad que abruma a los atentos a la pantalla.
La trayectoria de las bolsas a lo largo del 2007, con siete meses completos, ha sido buena, mejor de lo previsto, pero todos miran de reojo el dedo vendedor, temen ese momento en el que la manada electrónica cambia de sentido y busca liquidez a cualquier precio con la esperanza de volver a comprar cuando todo esté más barato. Puede ocurrir en agosto, o quizá no.

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