viernes 31 de agosto de 2007
Romance de Lady Di
POR LAURA CAMPMANY
Hoy hace justo diez años
nos tuvimos que dormir
con una triste noticia:
había muerto Lady Di.
Aquella chica rebelde,
la estrella del colorín,
penetraba en la leyenda
—tras los pasos de James Dean—
dejando un bello cadáver
y cerrando, con su fin,
la historia de una promesa
que nadie quiso cumplir,
donde se mezclan y bailan
en una especie de twist
la ambición y la inocencia,
la flema y el frenesí,
un llanto como de niña
que se olvidó de reír,
una corona de espinas,
un vestido de organdí,
un olor a podredumbre,
un perfume de jazmín,
camas manchadas de nada,
laberintos de marfil,
tampax, amantes, traiciones,
viajes, leprosos, carmín,
mayordomos indiscretos,
reinas que pierden al bridge,
entrevistas, confesiones,
contraataques de «The Firm»,
un divorcio millonario
a cambio de un «let it be»,
yates que surcan los mares,
citas de amor en el Ritz,
paparazzis implacables,
misteriosas limousines,
un túnel agazapado
bajo el alma de París
esperando a una princesa
ya destinada a morir,
y ese mal gusto que deja,
en la boca, descubrir
que en la vida es casi siempre
Goliat quien vence a David.
viernes, agosto 31, 2007
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