jueves, agosto 30, 2007

Agapito Maestre, Pedagogia politica

jueves 31 de agosto de 2007
Rosa Díez
Pedagogía política
El partido de Rosa Díez surge de una escisión del PSOE provocada por Rodríguez Zapatero. Era previsible. La pregunta, ahora, es: ¿conseguirá el PSOE y sus múltiples terminales mediáticas que, en los próximos meses, no se produzcan más bajas?
Agapito Maestre

Por encima de consideraciones estratégicas y tácticas sobre el futuro del nuevo partido anunciado por Rosa Díez, es menester alabar la inmensa lección de pedagogía política que esta mujer ha dictado en su rueda de prensa. Viva, pues, el nuevo partido político de Rosa Díez. Llega un poco tarde, pero con tiempo suficiente para dinamizar el tejido político y, por supuesto, para traernos un soplo de aire fresco al ambiente putrefacto, casi de muerte democrática, producido por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. ¿Muerte democrática? Sí, este Gobierno no ha tenido otro objetivo que matar la nación, España, ese lugar real y simbólico que aloja al Estado democrático. Matar la nación a través del pacto con los nacionalistas, esa gente que quiere convertir cada una de sus autonomías en una nación a costa de la desaparición de España, sigue siendo la gran traición de los socialistas a sus afiliados, simpatizantes y votantes.
Rosa Díez ha tenido buen cuidado a la hora de presentar su dimisión del PSOE, a la vez que anunciaba la aparición del nuevo partido político, de destacar que esa traición, ese engaño urdido por Rodríguez Zapatero con los nacionalistas, es el principal motivo para abandonar el PSOE. La falsificación, el engaño y, por supuesto, el olvido de una parte de la historia política del socialismo español, primero, la relativización de un ideario partidista con respecto a la defensa de la nación española después, y, sobre todo, la traición a los ciudadanos que habían votado a un partido porque defendía España, son los principales motivos han llevado a Rosa Díez a salir del PSOE. Traición, sí, ha sido el vocablo más utilizado por Rosa Díez... Por cierto, ¿se pondrá alguna vez en funcionamiento la figura jurídica de alta traición al Estado contenida en nuestra Constitución? Si no se pone en funcionamiento ahora con Rodríguez Zapatero, mi escepticismo sobre la plausibilidad de esta categoría jurídica no tiene límites.
Muy pronto sabremos cuáles son las dimensiones de la escisión del nuevo partido político anunciado por Rosa Díez, pero, sin duda alguna, nadie negará que este partido surge de una escisión del PSOE. Lo digo para que algunos "jeremías" del PP no se asusten, aunque les vendrá bien para que afilen sus armas ideológicas. En cualquier caso, los votos a este partido le vendrán, en primer lugar, de los caladeros socialistas. Es innegable, a pesar de lo que digan algunos perversos socialistas, que el nuevo partido es una escisión, ya veremos de qué dimensiones, primero, porque la principal imagen del nuevo póster electoral era, nada más y nada menos, que la cabeza de lista del PSOE a las elecciones europeas. También uno de sus máximos animadores, Fernando Savater, ha sido hasta hace poco un colaborador del PSOE; incluso apoyó la política "antiterrorista" de Rodríguez Zapatero... Han tenido que pasar casi tres años para que Savater criticara la política de negociación de los socialistas con ETA.
En fin, el partido de Rosa Díez surge de una escisión del PSOE provocada por Rodríguez Zapatero. Era previsible. La pregunta, ahora, es: ¿conseguirá el PSOE y sus múltiples terminales mediáticas que, en los próximos meses, no se produzcan más bajas y, sobre todo, conseguirá descalificar por completo con su política totalitaria a la nueva formación política? Aquí reside el principal reto democrático del emergente partido político. Por lo demás, poco importa que no seamos capaces de predecir cuántos diputados sacará en las próximas elecciones generales. Lo decisivo, por el momento, es mostrar su triunfo discursivo, democrático, frente a la traición del PSOE a la nación española. La crítica a esa traición contiene la primera lección de Rosa Díez al PSOE. Ahí está su coherencia política. Una lección moral que será difícil de olvidar.

No hay comentarios: