jueves, agosto 30, 2007

German Yanke, El partido de Rosa Diez

jueves 30 de agosto de 2007
El partido de Rosa Díez Germán Yanke

Parece que por fin Rosa Díez se anima a abandonar el PSOE para formar parte —sin duda principal, quizá como candidata por Madrid en las próximas generales— del partido que presentarán a comienzos del próximo mes algunos integrantes de Basta Ya! con Fernando Savater como uno de los promotores. Digo por fin porque, ciertamente, su situación era insostenible en el partido gubernamental, tanto por las diferencias de criterio como por su voluntad de contradicción, que no casaba con mantener la militancia y el acta de eurodiputada.
Se diría que los principales promotores de este nuevo partido político —que tienen casi todos una significación pública notable— están motivados por el desencuentro con el PSOE, al que han pertenecido, con el que han colaborado o del que se han sentido próximos. La política de Rodríguez Zapatero ante los nacionalismos y, muy especialmente, el llamado “proceso de paz” han sido los detonantes de las críticas y del distanciamiento. Sin embargo, sus pronunciamientos públicos tratan de presentar el nuevo partido como “algo distinto” de los dos principales partidos, es decir, también del PP. Es evidente que personas procedentes de la izquierda terminarán dando forma a un partido que no sea como el PP desde el punto de vista ideológico y, seguramente, de “talante” distinto, pero lo significativo es que no quieren dar la impresión de que constituyen otra alternativa en la izquierda, o en el centroizquierda si se quiere, sino de “una” alternativa a lo que entienden como anquilosamiento tanto del PP como del PSOE. No sabemos a ciencia cierta en qué se diferenciará esta formación, en materia de nacionalismo y lucha contra el terrorismo, de lo que defiende el PP, salvo quizá en las formas y en el tono. Pero no se, en este caso yo, si las formas y el tono son suficientes para dar carta de naturaleza a otro proyecto.
No dudo de que Rosa Díez, Savater, Martínez Gorriarán y los demás darán con una oferta política atractiva. Podrán incluso “salvar” a Ciudadanos de Cataluña con un proyecto nacional en los momentos de zozobra que pasa desde las elecciones municipales y su complicado congreso. Pero el caso es que, hasta ahora, los entusiastas voluntarios que aparecen en público son más bien de la derecha que de la izquierda. Con paradoja incluida porque, por lo que voy viendo, entre los partidarios espontáneos que surgen en la derecha están muchos de los que piensan que el PP no es lo suficientemente contundente con el PSOE en las materias citadas. No todos, claro, y sin duda encontrarán apoyos en viejos cuadros del socialismo, pero no por ello deja de ser significativo.
Significativo, en realidad, de la complejidad de este interesante proyecto. Complejo por el sistema electoral, que no le favorece. Complejo por la variedad ideológica de los apoyos que va teniendo. Complejo porque, partiendo de una discrepancia con el PSOE, puede acabar favoreciéndole. De hecho, las próximas elecciones generales se disputarán en pequeños puñados de votos en circunscripciones importantes en número de escaños. Son aquellas en las que el nuevo partido puede tener, si la tiene, alguna opción. Y está por ver el daño real que en ellas puede hacer a PP y PSOE. Me inclino porque causará, si causa, más estropicio en la derecha.
Todo ello son, naturalmente, especulaciones. Pero a las especulaciones hay que añadir el sorprendente entusiasmo de ciertos sectores del PP con este nuevo partido, como ocurrió con Ciudadanos en Cataluña.

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