jueves, agosto 30, 2007

Alfonso Rojo, Recolonizacion de Africa

jueves 30 de agosto de 2007
Recolonización de África

POR ALFONSO ROJO
No se ve el final del túnel. Raro es el día en que los noticieros, al final porque la tragedia se ha hecho rutinaria, no llevan una historia que encoge el alma.
Cuando no es un cayuco naufragado, es un desventurado asfixiado en el maletero, donde se ocultaba para atravesar la frontera.
Nadie con dos dedos de frente y un gramo de corazón puede permanecer insensible ante el rosario de muertos.
A quien llega con las manos tendidas no puedes cerrarle los brazos. Vale, pero los inmigrantes residentes en España -según las cortas cifras oficiales- son ya 3,5 millones. Representan el 8% de la población, el cuádruple que en 2000 y quizá la mitad que dentro de tres años.
Con esas cifras como telón de fondo, no sería sensato establecer como política migratoria la acogida masiva de todos los quieren venir.
Salta a la luz que el flujo migratorio sólo cesará cuando haya puestos de trabajo en el lugar de origen, pero sostener a estas alturas que la forma de afrontar lo que se nos está viniendo encima es construir fábricas al sur del Mediterráneo, es un brindis al sol.
En África no faltan riquezas, pero el continente es hoy tan pobre como lo que lo era hace cuatro décadas y su población vive peor de lo que lo hacían justo antes de la descolonización. El desastre es consecuencia de la letal combinación de gobernantes corruptos, tribalismo rampante y falta de educación. Y eso no se arregla echando dinero para que los mandamases locales se hagan más millonarios.
La antigua Guinea española goza de una renta per cápita superior a la de Rusia, Argentina o Rumanía, pero la mayoría de su gente -apenas un millón- se pudre en la miseria.
Hay que buscar nuevas fórmulas y la única que se ocurre es que temporalmente, y debido a la criminal incapacidad de tipos como Obiang, sea un organismo internacional respetable quien se encargue de gestionar Guinea con todas las consecuencias. Y lo mismo para Liberia, Malí y todos esos países desgraciados de donde salen los que mueren en los cayucos.

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