jueves 30 de agosto de 2007
Gallardón, don Manuel y el Pórtico de La Gloria
Don Manuel Fraga Iribarne, ha sido durante 16 fructíferos años presidente de Galicia y, como buen gallego, es buen observador. Por eso sabe de la necesidad de reproducir en la acción política la unidad en la diversidad, como así lo representa el buen Maestro Mateo en el Pórtico de la Gloria de la catedral Compostelana. Mariano Rajoy, todos lo tenemos claro, es el demiurgo del Partido, el primero que representa nuestro parteluz-pantocrátor, por el cual todos nos debemos guiar y nos debemos apoyar, pues él es la columna central y a sus flancos tiene formidables arcos gemelos. La polifonía es necesaria en la vida; por ello y no por otros motivos, en un ejercicio de fragología, es decir, de hermenéusis de las declaraciones del político de Vilalba, tengo que decir que «el ir preparando sucesiones» significa abrir el abanico de voces. Es cierto que tanto músico, en el gran pórtico del románico europeo, peleándose y dándose con los instrumentos en la cabeza, y alguno hasta comiendo empanada, no da imagen de total unidad, pero sí ayuda a su verdadero fin: la armonía del consenso. A ello dirige sus simpáticas declaraciones don Manuel. En el PP se sabe del aburrimiento del motete, y de la gracia y vivacidad de la polifonía del Renacimiento. La incomprensión del púlpito de Fraga me hace reflexionar sobre la mediocridad de nuestros políticos y comentaristas, los que se podrían comparar con aquellos viejos vinilos que funcionaban a vueltas totalmente diferentes de 33 y 45, y que sin el pitorrillo central no se podían escuchar. En fin, nadie minimamente honrado pone en cuestión que un paterfamilias quiera lo mejor para su prole. Todos sabemos que Fraga Iribarne ya propugnó el centro político en una pequeña obrilla teatral de 1973, siendo embajador en Londres, rotulada «La República».¿Que más se le puede pedir a este hombre de orquídea y tojo?
Le han salido tan esplendorosamente bien las sucesiones que gracias a su genial parto los españoles hemos tenido la suerte de tener al mejor presidente español de la democracia, que fue José María Aznar; y los gallegos tendremos pronto la suerte de tener a un gran presidente que será su esbelto sucesor de ilustre apellido, Feijoo.
Por todo ello y por mucho más Fraga, no se equivoca en querer que cuenten con ese culto, melómano, sensible, guapo, buen orador, y primo político de Sarkozy, que es Alberto Ruiz-Gallardón. Al alcalde de la Villa unos le tendrán que soportar, y otros le disfrutaremos durante muchos años. En fin, ésas son cosas de nuestra bendita democracia.
Pedro Santos Díaz. correo electrónico
jueves, agosto 30, 2007
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