domingo, mayo 20, 2007

Miguel Angel Loma, Movidas ante la Educacion para la Ciudadania

lunes 21 de mayo de 2007
Movidas ante la Educación para la Ciudadanía
Miguel Ángel Loma
E N el debate suscitado sobre la actitud a tomar por padres y educadores católicos ante la intoxicación doctrinaria que significa la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC), la mayoría de sus colectivos, incluida la Conferencia Episcopal, ha manifestado su oposición frontal mediante el incómodo y comprometido ejercicio del derecho a la objeción de conciencia. De esta mayoritaria posición se ha apartado la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE-CECA), patronal que agrupa a un número muy importante de colegios religiosos concertados, una organización que venía siendo un elemento fundamental en las últimas batallas a favor de la defensa de la libertad de enseñanza frente a los ataques del Gobierno ZP. Su secretario general, Manuel de Castro, justifica su actitud contraria al ejercicio de la objeción en los colegios integrados en FERE (objeción que sí considera legítima respecto a los padres de los alumnos de los centros públicos), por ser «innecesaria» e «improcedente», en tanto que la nueva asignatura, al igual que el resto, se va a impartir en consonancia con el ideario católico de sus centros, y asegura que en ellos nunca van a impartir a través de la EpC unos contenidos que puedan resultar contrarios a estos principios. «Nuestras opciones -explica- están muy pensadas y se han tomado sólo y exclusivamente mirando el bien y lo mejor para nuestros centros». Si, conociendo cómo se las gasta el Gobierno ZP, sorprende la ingenuidad de Manuel de Castro y sus asesores al creer que «sus» colegios gozarán de inmunidad para fijar sus propios contenidos respecto a la nueva asignatura, no menos sorprende la falta de solidaridad que subyace en una posición, tomada «sólo y exclusivamente mirando el bien y lo mejor para nuestros centros»; como si en este trascendental asunto se tratase de que cada uno salve el pellejo como buenamente pueda y atendiendo únicamente a un criterio empresarial. Una posición a lo Pilatos, que deja bastante vendidos a todos esos padres que no pueden escolarizar a sus hijos en los centros elegidos conforme a sus convicciones, ya sea por no encontrar plaza en colegio concertado o por no disponer de recursos económicos suficientes para escolarizarlos en un centro no concertado. Pero no contento con ello, De Castro da una vuelta de tuerca más, y recientemente ha enviado una nota sobre este tema a los titulares de las escuelas católicas, donde entre otras cosas dice que «deben tomar medidas para que la objeción de conciencia no se plantee o extienda en nuestros colegios», y para que se instruya a los padres sobre «las consecuencias legales que se pueden derivar de la inasistencia a clase». E insinúa que la actitud de los padres objetores podría interpretarse como una falta de confianza hacia la educación que imparten los centros integrados en su federación. Instrucciones que parecen ir más allá de unas meros consejos y advertencias. Zapatero debe de estar muy contento con De Castro, aunque cuesta creer que también lo estén los titulares de los centros que éste representa. Bien saben desde el Gobierno que, sin la colaboración de FERE, la oposición a la EpC queda profundamente debilitada. Divide y vencerás. Pese a todo, esta batalla no ha hecho más que empezar, porque adelantándose a las reacciones de los colegios de FERE, ya hay padres de alumnos de estos centros que están presentando sus escritos de objeción para el próximo curso, que es cuando entraría en vigor la nueva asignatura. Si el Gobierno no cede en su pretensión impositiva de la asignatura que entroniza la «moral zetaperina de Estado», se avecina un curso movidito. Por el bien de la libertad de educación, y no sólo y exclusivamente mirando el bien y lo mejor para sus centros, sería muy conveniente que los actuales responsables de FERE reconsiderasen sus planteamientos.

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