jueves, mayo 17, 2007

Manuel Alcantara, Vistos de cerca

jueves 17 de mayo de 2007
Vistos de cerca
MANUEL ALCÁNTARA

Se suele decir que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, pero no siempre es así. Detrás de un gran hombre, como fue sin duda Oscar Wilde, había otro hombre, bastante pequeño por cierto. Acudo a este ejemplo por no poner otros más cercanos que pudieran molestar. Tampoco es infrecuente que detrás de una gran mujer, en vez de un gran hombre, no haya nadie. Reflexiono humildemente sobre estas cosas en vista del comportamiento de las respectivas parejas de los líderes políticos que se han disputado la presidencia de Francia. El marido de la bella derrotada fue amenazado con no volver a ver a sus hijos si «ponía trabas a su carrera política», y la mujer del vencedor, Cecilia Sarkozy, se abstuvo en la decisiva segunda vuelta de las elecciones y no votó a nadie.Se confirma que nadie puede ser admirado incondicionalmente no ya por su ayuda de cámara, sino por cualquier persona cercana. Quienes presencian día a día las debilidades, los transitorios malhumores, las angustias o los caprichos de las criaturas excepcionales dejan de considerarles una excepción. Distinguen entre la fachada y lo de dentro y aspiran a que coincidan. ¿Cómo ha podido tener esta flaqueza o este cólico la persona que se empeña en mostrar seguridad? Vistos de cerca o con el telescopio al revés, los llamados genios son siempre lo que somos todas las pobres criaturas humanas, o sea, unos pobres hombres o unas pobres mujeres. No hay creadores de imagen de puertas adentro.El marido de Ségolène o la mujer de Nicolas no han estado a la altura de sus relevantes compañeros, o bien conocían perfectamente cuál era su verdadera cota. Para juzgar a alguien, decían los indios más evolucionados, hay que estar dentro de sus mocasines. Claro que los indios descubrieron pocas cosas. Ni siquiera 'Toro Sentado' inventó la butaca.

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