miércoles, mayo 09, 2007

Juan Urrutia, Libertad de Prensa

jueves 10 de mayo de 2007
Libertad de Prensa
Juan Urrutia
T RES de mayo, día internacional de la libertad de prensa y si hablamos del de mil ochocientos ocho, es también un cuadro que pintó Goya seis años después de esta fecha. La libertad de prensa es aquello que nos permite expresar con impudicia nuestros pensamientos sin consecuencias. Sin consecuencias en ningún sentido, claro, porque en esta florida España ya se puede denunciar públicamente que las hordas de Atila están esquilando a nuestras ovejas para hacerse unos leotardos de invierno, que la reacción general será la de caminar de un lado para otro agitando las manos para después volver al estado de asepsia mental acostumbrado. Con las mentes de un bonito blanco nuclear ya pueden volver a estar tranquilos, aquí no pasa nada. Pero la libertad de prensa, antes anulada por la ineptitud de nuestras huestes políticas, se ve amenazada de formas varias. Tan importante como poder escribir lo que uno desee es el poder leer lo que a cada cual le apetezca. Dicho de otra forma: libertad de prensa es igual a poder comprar el periódico cuya interpretación de la realidad nos guste más. Pero tal cosa no se da, no en todas partes, al menos. Me temo que voy a tener que aburrirles, una vez más, con el tema vasco, pero no sufran chiquillos que será corto y rápido. Tan sólo quiero hacer notar que aquí, quien compra diarios de marcado corte constitucionalista dobla sus páginas escondiendo el nombre acusador, y si es pillado leyendo tales panfletos a escondidas en los retretes de un bar finge usarlos para otros fines más escatológicos. Este día es internacional, así que una vez expuesta, en parte, la situación del país, qué menos que echar un vistazo -nótese el hábil juego de palabras- a otros lugares. En la Rusia de los zares el periodista sagaz y honesto lo tiene claro pues así como hasta hace pocos años por hablar mal de... digamos ciertas cuestiones, que nunca se sabe, cualquier periodista podía morir ametrallado por el bisnieto de Ivan Ogaref, hoy día ser poseedor de informaciones incómodas puede provocar que el desafortunado cronista, espía o aprendiz de alpargatero encuentre un exceso de plutonio en los fideos del desayuno. Cómo cambian los tiempos, esto con la guerra fría no pasaba. Si nos acercamos a países islámicos como Nigeria... no, ese no, allí la ley prohíbe el periodismo. Como... Libia entonces. Bien, en Lib... vaya, me comunican que en Libia la ley también es obstáculo, es óbice, es traba para el periodista. Dado que ustedes saben el peligro que corre quien critica la religión o a las autoridades religiosas en dichos países, y esto incluye rechazar preceptos brutales que atentan claramente contra la libertad del ser humano, mejor paso al siguiente asunto. Hablemos de un país donde sí está permitido el periodismo: China. Además en el país asiático cuentan con ventajas que serían consideradas impensables en otros lugares. La principal es que el periodista chino no necesita buscar la noticia. El Partido le proporciona un listado de los acontecimientos publicables incluso ya redactados y mecanografiados a doble espacio. Lo malo es que el que se sale de ahí... Pasemos a Cuba. En la cuba está el vino, el que no lo bebe es un primo, primo es un ser, ser viene de serrucho, el serrucho corta la madera, la madera sale de los árboles, los árboles de la tierra, la tierra cuando esta mojada rezuma, y rezuma se parece a Moctezuma... Esto es todo lo que el departamento de prensa cubano me ha autorizado a publicar de los seis folios que tenía preparados al respecto. Por otra parte no recuerdo haber escrito nada de lo anterior. Misterios de la vida, oigan. Acaban de leer una brevísima síntesis de los acuciantes problemas que, en distintas partes de nuestro planeta, sufren los medios de comunicación. Evidentemente me quedo corto, dejo demasiado en el tintero pero no era mi intención atormentarles más de lo necesario. Visto lo visto y oído lo oído podemos llegar a la conclusión de que la libertad de prensa, independientemente del país donde nos encontremos, siempre se verá coartada por alguien demasiado poderoso, fanático o corto de miras. Son tantas las trabas que no me queda más remedio que quitarme la boina ante todos aquellos profesionales que a pesar del riesgo de perder el sueldo o el cuello se esfuerzan día a día por transmitir verazmente cuanto ocurre en el mundo.

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