miércoles, mayo 23, 2007

Juan Orellana, El grito de una sociedad que lo tiene todo

jueves 25 de mayo de 2007
ALTA SOCIEDAD
El grito de una sociedad que lo tiene todo
Por Juan Orellana
Parece que están de moda las películas de dramas cruzados, que tratan de vidas de personajes aparentemente muy diferenciados pero que, a lo largo del film, se descubren conectadas en torno a un hondo conflicto existencial. Es el caso de Vidas contadas, Babel, Crash, Nueve vidas... y ahora Alta sociedad.
Normalmente se trata de películas que desarrollan más las preguntas que las respuestas, aunque en casi todas se ofrece un horizonte de esperanza. Y Alta sociedad no es una excepción.
Penélope Cruz, Kristin Scott Thomas (El paciente inglés), Ralph Fiennes (El jardinero fiel) y Ben Chaplin (La Delgada Línea Roja) protagonizan esta película que fue presentada en Cannes, y que ha dirigido Martha Fiennes, directora, guionista y productora, así como hermana de los actores Joseph y el ya mencionado Ralph Fiennes, que participa en la película. La directora nos ofrece una mirada descarnada sobre un grupo de personajes asentados la mayoría en la alta sociedad londinense. Distintas tramas nos hablan de la mezquindad, de la esclavitud a la propia imagen, de distanciamientos matrimoniales o de fracasos humanos. Pero, afortunadamente, el film nos presenta también corazones generosos, actitudes humanitarias, y gestos de perdón.
A pesar de su tono algo artificioso, y de la crudeza de algunas situaciones, hay tramas que redimen al resto, como la que protagonizan Penélope Cruz y Rhys Ifans, una hermosa actualización de la parábola del buen samaritano. Por el contrario, especialmente significativa es también la historia del niño rico, hijo de unos padres demasiado ocupados de su rol social: un hijo único, encerrado en su propia soledad, y que es la víctima más triste de los desmanes varios que nos presenta el film. Se agradece, sin embargo, que casi todos los personajes, aún los más deplorables, encuentren una vía de recuperación.
Desamor, pederastia, prostitución, corrupción política y crisis familiar terminan por dejar paso a la compasión, a la responsabilidad y a la reconciliación. Un film irregular, duro, pero ciertamente interesante y con momentos brillantes.

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