miércoles, mayo 16, 2007

Florencio Dominguez, Ingrediente irlandés

jueves 17 de mayo de 2007
Ingrediente irlandés
FLORENCIO DOMÍNGUEZ

José Luis Rodríguez Zapatero mencionó el martes en Vitoria el caso de Irlanda del Norte y fue como si le hubiera mentado la madre a los de Batasuna, que salieron ayer a retar al presidente para ver quién es más norirlandés. El proceso del Ulster ha acabado sirviendo lo mismo para tapar un roto que para hacer un descosido. Es como un autoservicio para teóricos de la negociación, donde cada uno coge los ingredientes que le da la gana, deja los demás, y acaba haciendo una ensalada a su gusto, pero, eso sí, presentándola como la única ensalada posible de sabor irlandés. La experiencia del Ulster ha estado en todo momento muy presente en el esquema mental de José Luis Rodríguez Zapatero. No hay más que volver a leer la entrevista publicada en 'El País' el 26 de marzo de 2006, marcada por la euforia de la tregua anunciada por ETA cuatro días antes. Ya se sabe que la euforia es uno de los estados de ánimo en los que con más facilidad se expresan las opiniones y los sentimientos más íntimos porque la alegría invita a abrirse a los demás. Y al presidente le pasó algo de eso aquel día.En aquella entrevista Rodríguez Zapatero habló por vez primera de manera consciente e intencionada de accidentes para aludir a posibles atentados y dejó ver la profunda influencia irlandesa porque, al igual que había ocurrido con el IRA, contemplaba continuar «el proceso» pese a los atentados. Por eso los llamó entonces accidentes, igual que hizo tras la explosión del coche bomba del 30 de diciembre. Porque, en el fondo, los considera un accidente, el suceso eventual que altera el orden regular de las cosas, en este caso el orden del camino que se ha trazado y al que no está dispuesto a renunciar, aunque haya momentos en que se tenga que disimular. Ese ha sido el ingrediente principal que el presidente ha escogido del autoservicio irlandés para hacer su propia ensalada: la idea de que no hay que romper el diálogo con los terroristas ni en las peores circunstancias. El propio Zapatero lo explicaba en la mencionada entrevista al indicar que en Irlanda «siempre hubo un hilo de comunicación más allá de lo que podría ser un accidente, en este caso tan grave como lo que ocurrió». Lo que ocurrió fue un coche bomba que mató a dos personas. En Canary Warf (Londres), no en la T4. Pocas jornadas debieron producirle al presidente tanta satisfacción política el pasado año como los dos días que, en octubre, Tony Blair pasó en Madrid para expresar su apoyo al proceso de diálogo con ETA. Eso lo sabe muy bien la propia Batasuna que, para excitar el ego del presidente, le invitaba en una carta a convertirse en el 'Tony Blair español'.El discurso de Vitoria, con todas las ambigüedades propias de Zapatero, sirvió para indicar que la puerta seguía abierta, al igual que la media impugnación de ANV, el guante blanco judicial con Otegi y otros signos.f.dominguez@diario-elcorreo.com

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