miércoles, mayo 16, 2007

Carmen Tomas, despues de una semana hiudos, reapere en Paris

Pedro Solbes, después de una semana huido, reaparece en París
Carmen Tomás

El vicepresidente y ministro de Economía elige París para contar milongas sobre los precios de los pisos y el patrón de crecimiento. El sitio es el Parlamento, al que parece tener alergia.

17 de mayo de 2007. Después de unos cuantos días desaparecido en combate, el vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, ha reaparecido en París. No en el Parlamento español ni en rueda de prensa ante los periodistas de este país. Ha aprovechado su asistencia a la reunión de la OCDE en París para hablar de la economía española. Nada, por supuesto, de sus contradicciones a propósito de los despropósitos que se han cometido en la Oficina Económica de Moncloa. Nadie sabe a estas alturas si su huida se debió a una decisión personal o a una recomendación de Zapatero.Solbes sabe muchas, si no todas, las cosas se hacían en la oficina dirigida primero por Sebastián y luego por Taguas. De ahí que en sus primeras palabras después de que Conthe revelara la cena en la que se le dieron los "papeles" de FG dijera la verdad y contara lo que sabe, antes de que le llamaran al orden y rectificara. Es de todo punto indigno que si el vicepresidente del Gobierno sabe qué estaba pasando a unos metros del presidente del Gobierno y el daño que esos trapicheos están haciendo a la imagen y a la credibilidad de este país, salga huyendo para conservar el tiempo que sea su puesto en el Gobierno. Da un poquito de pudor ver que alguien que ha sido vicepresidente y comisario europeo, calle y salga corriendo, mientras ya se cuentan por decenas los informes, editoriales y artículos en medios extranjeros que ponen en ridículo a este país. En los últimos días no han sido únicamente prestigiosos diarios y revistas extranjeras los que ya sin piedad han hablado de España como país poco fiable. También lo ha hecho el departamento de Comercio de Estados Unidos. Asimismo, los más importantes bancos de negocios comienzan a poner blanco sobre negro lo que está ocurriendo en España con la seguridad jurídica y con la evolución de la economía española y, por tanto, alertando de los riesgos que supone invertir en nuestro país. Uno en concreto, de Morgan Stanley, avisa de varios escenarios para "el fin de fiesta". Mientras, Solbes, como les decía, se va a París y allí se pone a hablar del precio de la vivienda. Dice que este año los precios de los pisos acabarán como el IPC y que la construcción ya no es desde hace meses una de las patas en que se sustenta nuestro modelo de crecimiento. La pregunta obvia es ¿cuál entonces es ahora nuestro patrón de crecimiento? Desde luego el sector exterior no, ya que la aportación de éste al PIB es absolutamente insuficiente. Tampoco cuenta el señor Solbes que pese a esa mágica cifra de crecimiento del 4% -esa que no tenía ni idea de explicar el ministro Caldera- se encierran muchas cosas y no precisamente positivas. Como le gusta decir siempre al profesor Centeno, en el mundo serio se habla de PIB por cápita y en eso estamos bastante a la cola de nuestros socios por el aumento exponencial que ha experimentado la población en España. Por renta per capita estamos a la cola. Incluso ya se nota, pese a ese 4%, que en términos no anualizados, la economía se desacelera. Y esto es algo que ya empiezan a dejar caer el Banco de España y otros organismo encargados de hacer previsiones. En todo caso, el señor Solbes lo que tiene que hacer es venir aquí al Parlamento español y someterse a las preguntas de la oposición. Y, por supuesto, a las preguntas de los periodistas económicos. Son muchas las cuestiones que desde hace meses nadie explica. Y que tienen mucho que ver con los cambios estadísticos que ha ido gestando el INE y que afectan a variables tan importantes como el PIB, el IPC o la EPA. Es decir, crecimiento, precios y empleo. Amén, por supuesto, de someterse a todas las preguntas que están en la calle y que afectan a la gestión de la CNMV y al impresentable papel que en el mundo de la economía ha desarrollado y desarrolla la Oficina de Zapatero. Cuestiones todas ellas que deberían alarmar a un político como Solbes que ha estado nada menos que en la cabeza del gobierno de la Unión Europea. En su sueldo está dar la cara, y si no, que se vaya. Que se inmole, como lo ha hecho Manuel Conthe, y después, con la autoridad moral que le daría el gesto de dimitir, contara las maniobras que se han perpetrado desde Moncloa - muchas a sus espaldas, aunque luego se haya hecho el cómplice para seguir en su puesto- con la connivencia de la CNMV y la ayuda siempre de Intermoney y el Grupo Prisa. Si como los grandes bancos de negocios, el Gobierno sabe que se acaba la fiesta, los españoles deberían saberlo y sobre todo deberíamos conocer qué hacer, cómo prepararnos para ese escenario. Muchos recordamos lo ocurrido tras los fastos del 92. El Gobierno, más pronto que tarde, lo pagaría en términos de credibilidad. Quizás aún estén a tiempo de rectificar. Si no lo hacen cuando el andamio se caiga será desgraciadamente tarde para todos.

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