EL ANÁLISIS
Cuidado con las armas, Miguel Sebastián, que las carga el diablo
Carmen Tomás
Al candidato socialista a la alcaldía de Madrid se le ha vuelto en contra su operación Corulla contra Gallardón, montada para despistar de los desmanes de la Oficina Económica de La Moncloa.
24 de mayo de 2007. Miguel Sebastián, candidato socialista a la alcaldía de Madrid, está empeñado en tapar sus vergüenzas. No es de extrañar, después de las dos denuncias que el Partido Popular ha presentado contra él y sus amigos en la Fiscalía Anticorrupción y en los juzgados de Plaza de Castilla. Como le dijo Alberto Ruiz-Gallardón, ¡qué desesperado tiene que estar para intentar desviar la atención con asuntos personales! Y es que la oficina que dirigía Sebastián y después Taguas, y el vicepresidente de la CNMV, han actuado incumpliendo las más elementales normas que deben regir el trabajo de funcionarios al servicio de los intereses generales. Según las denuncias del PP, no hay un artículo del Código Penal que no hayan incumplido o bordeado. Y eso que según parece todavía no sabemos casi nada. Cuentan que Sebastián, cuando se ofreció a Zapatero para ser candidato a la alcaldía madrileña, le pidió la presidencia de Telefónica si fracasaba en las elecciones del 27 de mayo. Esto es algo que parece cantado y su desesperación debe venir de las mínimas posibilidades que ya hoy tiene de acceder a un puesto de semejante responsabilidad. Además, para que semejante nombramiento se produzca tendrían que darse nuevas andanzas, triquiñuelas y faltas. La operadora es una empresa privada y al igual que en el caso de Endesa, se tendría que procurar una operación de tal calado que el escándalo Endesa se multiplicaría exponencialmente. Así que no es de extrañar que la soberbia que Sebastián derrocha esté en su punto más bajo, y aunque en apariencia no lo haga notar, está claro que se ve lejos de la alcaldía, por supuesto, y lejísimos de su aspiración de presidir Telefónica. Les habían pillado hacía tiempo en múltiples faltas -por ser suave-, pero este país es así: reacciona cuando reacciona. Y ha sido ahora. Más vale tarde que nunca. Vamos a ver si se conocen nuevos asuntos turbios, pero ya está claro que las andanzas del grupo conocidas hasta este momento les inhabilitan para seguir aspirando a algo que tenga que ver con el mundo de la empresa, de la gestión, de la supervisión; algo que tenga que ver con la transparencia, con la separación de lo público y lo privado, de lo propio y lo ajeno. Es lamentable que Arenillas siga de vicepresidente de la CNMV, como que Sebastián siga siendo candidato a algo. Pero esto sigue y seguirá. Recuerden la teoría de Manuel Conthe, ex presidente del organismo supervisor de los mercados, sobre la más que posible aparición de cucarachas si hemos visto una. Así que nos esperan días, quizás meses, en los que aparecerán todas y cada una de las artimañas, chapuzas, trapicheos que se han cometido desde la Oficina de Zapatero y desde la CNMV, con la inestimable colaboración del segundo del Banco de España y de la directora general del Tesoro. Hasta relaciones colaterales con la señorita Corulla -como publica Negocio-, a la que tanto ha aireado estos días Miguel Sebastián. Las armas las carga el diablo y hay que tener mucho cuidado con cómo se utilizan. Se nota que el candidato socialista es novato en política. Y tengo para mí que no quiere aprender. También en esto va "sobrao".
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