jueves 24 de mayo de 2007
Rajoy, ante el Árbol de Guernica
EL acto que ayer celebró el Partido Popular en la Casa de Juntas de Guernica fue mucho más que un gesto simbólico hacia la tradición que representa el lugar donde los Reyes de Castilla juraban guardar los fueros de Vizcaya, como señores que eran de este territorio histórico. Lo que hizo Mariano Rajoy, junto a candidatos de su partido, fue protagonizar una necesaria y oportuna reivindicación política, nada testimonial, del régimen foral, autonómico y constitucional del País Vasco, cuya destrucción, por medio de la violencia terrorista y la intimidación, es el objetivo principal de ETA.
La afirmación de un compromiso con el Estatuto de Guernica y la Constitución de 1978 es, sin duda, el mensaje más claro que podía enviar el PP a ETA de que su terror no será premiado, en lo que dependa de los populares, con la derogación de uno ni de otra. Los terroristas tienen obsesión por romper el marco político actual del País Vasco porque lo consideran particionista e ilegítimo. Quieren acabar con él porque encarna la inserción de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa en la realidad nacional de España. Repudian el estatuto de autonomía tanto como la tradición foral, uno y otra legitimados por el acuerdo constituyente de 1978.
Basta que esta sea la fobia de una banda asesina para que los demócratas cierren filas en torno a ese marco institucional, arrebatando a ETA cualquier esperanza de que, de un modo u otro, se vea satisfecha su exigencia de imponer por la fuerza del miedo a los vascos -y al resto de los españoles- la autodeterminación y la soberanía. Por eso no es una exageración, sino un diagnóstico muy preciso, que Mariano Rajoy vincule la defensa estatutaria y constitucional con la defensa de la libertad y de la democracia. Si ETA lograra asociar al cese de su violencia la discusión de un nuevo marco político, habrá conseguido lo que se proponía y nada escapará -ninguna libertad, ningún derecho- a la dictadura de las pistolas.
No hay que engañarse: esto es lo que los etarras buscan afanosamente, porque conseguir que se acepte que el Estatuto de Guernica está superado y que no sirve para ordenar la convivencia de los vascos es la manera de reconocer, como quieren los etarras, que en esta comunidad el único conflicto existente no es el terrorismo sino uno de naturaleza «política» que habría de resolverse removiendo las bases del consenso constitucional y estatutario.
ETA lo está exigiendo en todos sus comunicados, pero lo grave no es que los etarras lo pidan, sino que el PSOE haya aceptado que, en efecto, hay un conflicto «político» que requiere cambiar el Estatuto e, incluso, las bases constitucionales de la autonomía vasca. Los socialistas lo han reconocido en numerosas ocasiones y, sobre todo, desde que la dirección del PSE aceptó las dos mesas de negociación que exigió ETA, a través de Batasuna, en el Velódromo de Anoeta. Pero también lo aceptó el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el 29 de junio de 2006 anunció el inicio del diálogo con ETA, incluyendo «un amplio acuerdo político» en el País Vasco, como apartado de la agenda que inauguraba la falsa tregua de los etarras. «Amplio acuerdo político» que, puesto en relación con un diálogo con ETA, sólo puede consistir en negociar la progresiva desconstitucionalización del País Vasco. El PP también ha dejado claro que no se siente vinculado a ninguno de los pactos que haya podido suscribir el Gobierno socialista con la banda terrorista.
A los terroristas de ETA les daña especialmente que el sistema democrático no flaquee, que las instituciones a las que ataca se mantengan firmes y unidas, que los demócratas no ofrezcan fisuras. Y en la misma medida, le beneficia que el Gobierno genere inseguridad e incertidumbre sobre la continuidad del Estatuto de Guernica y de las reglas constitucionales de la autonomía del País Vasco y del régimen foral de los tres territorios históricos. Por eso, Mariano Rajoy y el Partido Popular en el País Vasco han acertado plenamente al llevar a esta campaña electoral en la comunidad vasca su compromiso con el Estatuto de Guernica, el régimen foral y la Constitución de 1978.
miércoles, mayo 23, 2007
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