jueves, mayo 17, 2007

Oscar Terol, Perfil bajo

jueves 17 de mayo de 2007
LA PICADURA
Perfil bajo
ÓSCAR TEROL
Los expertos dicen que esta campaña electoral está siendo de perfil bajo. No sé qué elementos tienen en cuenta para medir la intensidad de la cosa, pero yo coincido con ellos y mis métodos de medición tampoco fallan. Otros años para estas alturas de la película uno tenía la casa llena de caramelos de Eusko Alkartasuna, llaveros del PNV y pins de gaviotitas. Es más, el otro día tiré a la basura un mechero del CDS que todavía pululaba por el cajón de los cubiertos, y encendía hasta hace bien poco. Y aunque no comulgues con sus ideas, da como gustirrinín comerse los caramelos de quien no te va a colar su papeleta, o hacer lumbre con el fuego del de otro bando. Son chiquilladas, pero en esto también la democracia nos queda grande. Seguro que alguno de ustedes todavía tiene recuerdos de otras campañas, algún globo de Euskadiko Ezkerra o quizá un cenicero playero de Nicolás Redondo. Son los restos de épocas pasadas en las que esto de las elecciones se vivía con más intensidad que ahora. Por no pegar, ya no se pegan ni la mitad de carteles que hace unos años. Algún tertuliano de estos resabiados diría que nos hemos vuelto muy europeos también en cuestiones electorales. Y puede que tenga razón. De todas maneras, el nuevo estilo de campaña electoral, de carácter plano, bicicletero y segurola, también ha dejado desfasado el clásico balón de playa con lema, cosa que es de agradecer. No era plato de buen gusto que tu hijo anduviera dando balonazos a un esférico de plástico con un 'Vota PSOE' tamaño arial 72. No sé por qué, pero nos quedábamos más tranquilos si el chaval jugaba con el clásico balón de Nivea, que lo tenían los de izquierdas, los de derechas, los nacionalistas de aquí y los de allá. Y así nadie sospechaba nada. Pero quitando el balón, el resto del 'merchandaising' electoral tenía su encanto. Confiemos en que para las elecciones generales vuelvan las sacas de malvaviscos envueltos en papel de ikurriña, para deleitar el paladar del peatón dominguero. Mañana más.

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