jueves, mayo 17, 2007

Ladron de Guevara, Organicismo democrático

viernes 18 de mayo de 2007
Organicismo democrático
Ernesto Ladrón de Guevara
P ARECE mentira, pero a veces, tras hacer una introspección profunda buscando la razón de las cosas me parece estar viviendo en una neo-democracia orgánica. Tengo la sensación de rememorar algo que vivencié cuando era joven en aquel sistema autoritario que hoy, con razón, denostamos. Pero... ¿de verdad estamos en una democracia liberal, entendida ésta como la primacía de la voluntad del sumatorio de los sujetos particulares? Veamos algo que ha sucedido en la fábrica donde trabaja mi mujer: Ante un proceso de reestructuración de plantilla para hacer viable económicamente a la empresa, y tras seis meses de divagaciones sindicales orientadas en una fuga hacia lo imposible, la Asamblea de los trabajadores acordó por mayoría aceptar un plan de viabilidad con bajas incentivadas y un expediente de regulación que no incluye despidos forzosos. Pues bien: el Comité de Empresa de mayoría sindical próxima al mundo batasuno y otros que no se quedan a la zaga en radicalismo, no sólo no aceptan el acuerdo de la Asamblea, sino que anuncian ir en dirección opuesta a esa expresión mayoritaria de voluntades. En definitiva: los representantes de los trabajadores acuerdan hacer un corte de mangas al dictamen de los empleados. Y, siendo así el acuerdo no se firma ni sigue su curso legal. Eso con el amparo de la normativa laboral. ¿Paradójico, verdad? Pues cierto. Otro ejemplo reciente: en un municipio de Álava la mayoría de la corporación acordó una modificación de las Normas Subsidiarias que incluía una expansión urbanística que multiplicaba por dos la superficie edificada y obligaba a unidades de ejecución que suponían una aportación obligatoria de dinero por encima de las posibilidades de muchos vecinos. La absoluta mayoría de éstos decidieron oponerse a esa planificación urbanística exagerada, especulativa e injusta, pero las normas fueron aprobadas porque los munícipes tienen la ley a su favor, aunque su gestión no tenga el soporte y la anuencia vecinal. ¿Eso es democracia? ¿No es más bien organicismo democrático? Hay mucho de democracia orgánica en nuestra legislación y muy poco de democracia liberal. La cultura del régimen autoritario que se superó con la Constitución del 78 no ha desaparecido. Ha quedado en los repliegues de un sistema que todo el mundo da por bueno, sin recapacitar en las enormes fallas reales que existen en lo que llamamos democracia. Pero no deja de ser un simple sucedáneo más o menos aceptable.

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