Zapatero paga en Navarra las consecuencias de su forma de gobernar
Carmelo López-Arias
El PSN se le desmanda por unanimidad y decide pactar con Nafarroa Bai. Jugar a todas las barajas sin más criterio que el oportunismo tiene estos efectos. Vamos a ver cómo sale del brete.
2 de agosto de 2007. Comentábamos justo hace una semana la intolerable pretensión del PSN y de José Blanco de que se les pidiera disculpas por la acusación de "entregar Navarra", siendo así que su ruptura con Nafarroa Bai demostraba su fidelidad al modelo constitucional. Y dábamos como frustrada por José Luis Rodríguez Zapatero esa coalición, pues como tal la daba el número dos del PSOE.El Gobierno, Ferraz y el PSN están sometiendo a un inadmisible vaivén informativo una cuestión que no afecta solamente a los habitantes de la Comunidad Foral, sino a toda España. La coalición con la que los socialistas quieren pactar tiene como finalidad primera integrar a Navarra en el País Vasco, para luego separar ambas del resto de la nación. Y van casi mil personas asesinadas por ETA con ese mismo objetivo. Sólo por eso cabría exigir del presidente del Gobierno que el mismo día 28 de mayo, cerradas las urnas y claras las opciones, hubiese fijado el camino a los suyos.Muy al contrario, tal y como ha hecho en otras graves circunstancias, Zapatero se ancló en el cortoplacismo, con plazos que muchas veces no llegaron a más de veinticuatro horas. Y otro tanto puede decirse de Fernando Puras, el candidato del PSN, gran derrotado el 27-M al convertirse en tercera fuerza política, y sometido a las tensiones de su propia militancia, que quiere tocar poder, y de Madrid, donde temen perderlo si el pacto con NaBai fructifica. Un auténtico revoltijo de intereses donde ha vuelto a quedar patente el escaso sentido de Estado del jefe del Ejecutivo y su poca capacidad de liderazgo en lo que verdaderamente importa.Ahora el PSN se le ha plantado a Zapatero y a Blanco, pero la decisión es de éstos. No colaría respaldar la decisión de la Ejecutiva navarra alegando que se hizo todo lo posible por evitar ese pacto: la autoridad de ZP resultaría gravemente menoscabada dentro y fuera del PSOE, sin que ello sirviese para arrebatar de las manos del PP un goloso caramelo electoral.Pero si se obliga al PSN a abstenerse en la investidura de Miguel Sanz, que es lo que dicta el bien de España, puede que desobedezca una parte de sus parlamentarios, con consecuencias imprevisibles: la sombra del tamayazo causa escalofríos en Ferraz.Hace pocas semanas se relamían los socialistas, y con razón, ante la dimisión de Josep Piqué, que rompió la remontada que iniciaba el PP tras la semana negra posterior al debate del estado de la nación, y frustró el lanzamiento mediático de algunas propuestas de Mariano Rajoy. Los populares supieron resolverlo en un solo día. Da la impresión de que la crisis abierta este miércoles en Pamplona va a necesitar más tiempo y más mercromina.
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