miércoles, junio 06, 2007

Panico en Moncloa

jueves y de junio de 2007
Pánico en Moncloa

En el palacio de la Moncloa cunde el pánico por doquier, la mala cara de Zapatero en su declaración del pasado lunes hacía pensar en un desayuno amargo en el que habían participado también la vicepresidenta De la Vega, que ha perdido su pretendido charme para convertirse en una simple replicante de las mentiras, errores y despropósitos del Gobierno, una vez que la obligaron a arrimar el hombro en la pelea política de la que la doña se había evadido con astucia y con razón, durante los primeros años de la legislatura, para ocuparse de los asuntos del Gobierno de los que nadie se ocupaba. La cara de De la Vega durante la alocución de Zapatero era de estupor. La de Rubalcaba —convertido en el hombre fuerte de la situación— era como de doctor sabelotodo y en su mefistofélica mueca se escondía un sarcástico reproche contra Zapatero, como diciendo “te lo dije”, o “te lo advertí”. En cuanto a la troupe informativa o intoxicadora de Moncloa, pues qué les vamos a decir. Lacalle se ve en la calle, otra vez, después de haber manipulado y maltratado la información y al periodismo limpio y democrático, y Moraleda se está pensando regresar a la agricultura manchega, porque da la impresión de que los socios zapateriles de Barroso y Contreras no van a poder colocar a todos cuando se presente la ocasión, que está al caer. El único que se salva de todos ellos es don Pascual Sicilia, que es de izquierdas de verdad, pero no del club de los tontos, aunque imaginamos que este elogio no le gustará en las actuales circunstancias.
Hay pánico en Moncloa por lo que ocurre y por lo que puede pasar, si todo sigue así, o empeora, en las próximas elecciones generales. Y eso que aún no sabemos, con certeza, el nombre de la Universidad en la que Moraleda hizo su máster en periodismo y en medios de comunicación, aunque todo apunta a que fue un curso por correspondencia a la vista del estruendoso fracaso de su política informativa, que ha dejado con el culo al aire a sus comandos mediáticos ante el reciente fracaso electoral y el final de la tregua de ETA. Lo que permite imaginar que las consignas que reparten a sus papagallos particulares de las distintas tertulias de radio y televisión son muy sencillas: unidad democrática y a palos con el PP.
Mientras que los tertulianos fanáticos del PP se están frotando las manos y repartiéndose —como hizo prematuramente Mayor Oreja con su claque, ante el que pensaba y no fue triunfo electoral en el País Vasco en el 2001, repartiendo los cargos en los medios públicos vascos— las pieles de todos los medios del Estado, presidencias, direcciones generales, jefaturas de programas, presentadores, etcétera. Muchos de ellos para continuar la carrera periodística que habían iniciado a la sombra del PP en los tiempos de Aznar.
Sin embargo, el baile de los mediocres monclovitas y de sus papagallos de salón no es ahora lo importante. Ahora lo que preocupa son los editoriales y el posicionamiento de los grandes editorialistas independientes —como los de ESTRELLA DIGITAL— y de los diarios impresos nacionales, en especial —en lo que a Moncloa se refiere— los del diario El País, que abren todos los días con estupor, no vaya a ser que Javier Moreno y sus muñecos se despache con otro editorial de los de chúpame la punta, con un sablazo de Elorza o una puñalada de Pradera como la que les soltó en el día de ayer —quien le dijo a Zapatero que los presidentes “necesitan experiencia para no dejarse engañar, frialdad para separar deseos de realidades, modestia para rectificar (¡oh mágica palabra!) a tiempo los desaciertos y prudencia para tomar decisiones”—. O sea, que hace falta otro presidente.
Al final, como ocurrió en aquella misteriosa reunión del Grupo Prisa en el monasterio del Paular, los pesimistas sobre la incapacidad de Zapatero y la necesidad de su sustitución tuvieron razón. En la Moncloa lo saben y no paran de temblar.

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