martes, junio 05, 2007

Marcello, Neocóm Aznar en Praga

martes 5 de junio de 2007
LAS PESQUISAS DE MARCELLO

Neocón Aznar en Praga

Aznar ha vuelto a su idílica División Azul para colaborar en Praga en el cónclave de los neocón que, de la mano del presidente Bush, quieren organizar una batida europea en contra de los restos del comunismo, o filocomunistas, que sobrevivieron escondidos entre los cascotes del muro de Berlín. Cazar comunistas, a estas alturas —para eso hay que irse a China—, y pretender dar lecciones de liberalismo y de democracia con dos profesores como Bush y Aznar son ganas de llamar la atención inútilmente y de hacer, otra vez, daño al PP de Rajoy que, por su parte, intenta desesperadamente rehacer sus relaciones con los nacionalistas, vestir de centro el partido, e incluso acercarse a ese sector de centro izquierda cultural, que anda o anduvo merodeando por los contornos de Ciutadans.
O sea, que el amigo de Bush, consejero de Murdoch y de un fondo de alto riesgo de las islas Caimán —pronto la sociedad Aznartella cotizará en Bolsa— nos va a dar a todos unas clases de liberalismo en Guantánamo —se entiende— y de democracia en Iraq, tal y como había prometido el trío de las Azores. Y también, desde la atalaya de Praga, el presidente de honor del PP va a lanzar su nueva reconquista de los territorios españoles hoy en las manos del nacionalismo vasco y catalán, con la misma agresividad con que ya en el 2001 se estrelló contra el PNV en el País Vasco y acabó rompiendo las relaciones con CiU, que ahora Rajoy quiere restablecer.
Y si de liberalismo se trata, tenemos que remontarnos al tiempo de los grandes pelotazos financieros en el proceso de recalificación de empresas del Estado, o a la liquidación de la prensa independiente bajo la égida de Aznar, y colocación de mediocres funcionarios del PP —algunos importados desde el PSOE— al frente de los medios de comunicación del Estado, los Buruaga, González Ferrari y compañía. Si a ello añadimos que Aznar, desde la mayoría absoluta, no sólo no hizo la regeneración democrática que prometió para llegar al poder sino que exhibió una descarada acumulación y abuso de poder desde un autoritarismo tan demencial como ridículo, podemos concluir que el ex presidente del Gobierno no está en condiciones de dar lecciones a nadie ni de liberalismo ni de democracia.
Porque precisamente por no respetar una y otra cosa Aznar llevó al PP, en el 2004, a la derrota electoral, después de haber nombrado, él solito, a su sucesor, Rajoy, al frente del PP y al margen de los órganos del partido, con lo que su currículum de demócrata deja mucho, o casi todo, que desear. Y si a todo eso añadimos su pasión por las mentiras del Prestige, la huelga general, la guerra de Iraq y el 11M, pues entonces ya dirán ustedes de qué presume en Praga el nuevo consejero de fondos de riesgo de las islas Caimán, el permanentemente sospechoso paraíso de la fuga de capitales, dinero negro, sede de los narcos, dictadores y otras habilidades. Lo único que de verdad podría hacer Aznar en Praga sería participar en la pronta inauguración de los nuevos radares —anti-Rusia— que en ese país quiere instalar la OTAN.
Para todos estos guateques Aznar contaba, cuando estaba en el Gobierno, con aquella fundación llamada Elcano sobre política exterior y seguridad que se hundió en el Cabo de Hornos de la guerra de Iraq que apadrinaron en su día tan lucidos intelectuales de la derecha neocón, hasta que llegó Moratinos al Gobierno, cambió las cotas de poder en el seno de la Fundación que quedó muerta o neutralizada per in secula seculorum, amén. Ahora la maquinaria de FAES es la que —suponemos que con financiación de los clubes republicanos amigos de Bush— hace de soporte a estas operaciones de lobby ultraconservador pro americano en el territorio europeo. Lo que nos parece muy legítimo y muy bien, pero no para hablar de liberalismo y democracia, que son otro cantar. De eso a lo mejor pueden hablar Sarkozy y Merkel, que son mas amigos de la “vieja Europa” que denostaba Rumsfeld el batallador y que en su día despreció Aznar con su viaje al atlantismo y su escala en las islas Azores que nunca podrá olvidar.

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