martes 5 de junio de 2007
Gallardón-Aguirre: primer parte de guerra José Oneto
Una semana después de las elecciones autonómicas y municipales toda la atención informativa esta centrada no en el éxito de Mariano Rajoy, sino en el de los candidatos en Madrid que le han dado su primer triunfo electoral y, sobre todo, en la batalla personal que están librando el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, por colocarse bien de cara al futuro de Rajoy y del PP.
Dos personajes que se detestan, que se combaten por debajo de la mesa, que representan dos formas distintas de entender tanto el centrismo como el liberalismo del partido, y que quieren suceder al propio Rajoy, precisamente en unos momentos en que el presidente popular ha ganado las municipales cuando ya se daba por amortizado, hasta el punto de que si no hubiera ganado en Madrid desde el propio aparato ya se había puesto en marcha el principio de la “operación Relevo”.
El deseo de Gallardón de acompañar a Rajoy en la lista de las generales próximas, con el no confesado objetivo de situarse en un puesto privilegiado de cara a la sucesión de Rajoy ante un fracaso electoral el año que viene, ha provocado las iras de la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, empeñada en demostrar que ha conseguido más votos que el alcalde, y en desautorizarle, tanto en su intento de cambiar en el Ayuntamiento el nombre de las concejalías por el de “consejeros”, como por la interpretación que se ha ganado por el “centrismo liberal” del partido. ”Los grandes triunfos —ha dicho la presidenta— son en alguna ocasión el germen de algunos problemas. Lo que opina Gallardón no es lo que opina el Partido”.
Pero el gran problema no es el triunfo electoral, sino esa lucha soterrada por el poder en la que Esperanza Aguirre tiene el control del partido, el favor del sector más duro del aparato y un círculo mediático al que ha venido recompensando durante todo su mandato con concesiones de radio de frecuencia modulada y, sobre todo, con concesiones de televisiones digitales terrestres, con la excusa de un liberalismo que no se entiende muy bien.
Por el contrario, Ruiz-Gallardón que ha tenido que llevar a los tribunales, por supuestos graves delitos de calumnias e injurias, al gran “protegido” de la presidenta madrileña, el ideólogo de la COPE, Federico Jiménez Losantos; cuenta con los dirigentes más moderados (Javier Arenas, Josep Piqué y Alberto Núñez Feijoo), con la simpatía del Grupo Prisa (algo así como el diablo vestido de Prada para muchos dirigentes populares) y, sobre todo, con el periódico ABC, con el que está ligado desde hace muchos años por herencia paterna.
Precisamente el periódico de José Antonio Zarzalejos (que también ha tenido que llevar a los tribunales a Federico Jiménez Losantos) y desde cuyo “Fórum” el alcalde hizo la petición de incorporarse a las listas al Parlamento, ha publicado una encuesta reveladora: dos de cada tres españoles están convencidos de que la presencia de Gallardón en un lugar destacado dentro de las listas del PP para el Congreso de los Diputados aumentaría las posibilidades de que su partido ganara las elecciones generales. Y son precisamente los votantes del PSOE (un 68%), frente a los votantes del PP (64%) los que piensan que esa operación ayudaría mucho al Partido Popular a la hora de enfrentarse con Zapatero.
Curiosamente, en la valoración de líderes el alcalde de Madrid (6,2) le saca más de un punto a Mariano Rajoy (5,1), ocho décimas a Esperanza Aguirre y medio punto al presidente del Gobierno.
Éste es el primer parte de la batalla pero, con toda seguridad, la guerra continuará los próximos días, y las próximas semanas...
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