miercoles 6 de junio de 2007
LAS PESQUISAS DE MARCELLO
Los ‘tomates’ de Rajoy
Ahora resulta que el líder del PP lleva, como el nepotista presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, ‘tomates’ (agujeros) en los calcetines, con la notable diferencia de que el belicoso amigo de Bush no tira los viejos calcetines para ahorrar, mientras que los ‘tomates’ de Rajoy, seguramente, son fruto de su empeño en practicar con la bicicleta estática que Ana Pastor y Soraya Sáez de Santamaría, las dos sirenas emergentes de las aguas del PP, han regalado a su líder por el triunfo electoral de las municipales.
Siempre se dijo que a Rajoy lo que le gustaría es ser ex presidente del Gobierno más que presidente, y sobre todo más que candidato y jefe de la oposición, porque su hada madrina, es decir, Aznar, lo tocó con su varita mágica en el otoño del 2003 para presidir el Gobierno y no para sentarse en el primer banco de la oposición. Ese duro banco de remeros contra la ruda y rápida corriente del poder en el que la imagen de Rajoy se acrecienta por momentos, gracias a que, proporcionalmente, se empequeñece la del jefe del Gobierno, víctima de sus propias habilidades, que poco o nada tienen que ver con las de un primer responsable del poder Ejecutivo de una nación tan brava y encastada como la española.
La banda interna del PP, que conspiraba contra Mariano Rajoy siguiendo sus artes conspirativas del 11M, se ríe de los ‘tomates’ de su líder, al que habían dado por amortizado (se los debería coser Cayetana, que para eso está), o políticamente muerto, antes de que el 27 de mayo saltara la victoria electoral y todos quedaran asombrados por la proeza de un político, como Rajoy, al que las encuestas siempre daban un suspenso y al que los ciudadanos acaban de aprobar, mientras suspendían a Zapatero.
Y no sólo eso; Rajoy, con o sin ‘tomates’ en los calcetines, es un valor en alza aunque el mérito de su ascenso se debe más a su tancredismo y abulia a la hora de conducir el barco de la oposición, porque, en esa estática y a la vez desesperante actitud, Rajoy se ha encontrado con una arrolladora y a la vez fracasada actividad de su adversario Zapatero, quien ayer, pálido, con ojeras, vestido de luto —premonición de entierros—, anunció a los españoles que, ahora, con tres años de retraso, va a utilizar toda la fuerza de la ley y del Estado de Derecho para luchar contra ETA y para defender la libertad y la democracia. A buenas horas se acuerda Zapatero de la ley, el Estado, la democracia y la libertad y nos las presenta como una novedad a defender, cuando le quedan pocos meses para acabar su mandato, si es que lo acaba.
A buenas horas sale el bobo de Suso del Toro con sus soflamas anti-PP en El País, o a buenas horas se dedica Pedro J. a escribir soporíferos panfletos sobre el pensamiento filosófico de Zapatero y de Petit, cuando este Pedro, el cruel, debería haber escuchado hace tiempo la profecía de M.P. en la que anunciaba el regreso de ZP a la delegación de la Citroën en León, su ciudad adoptiva por la que hizo desfilar a toda mecha al incipiente carnerito de la Legión, que no perdió ni el paso ni la formación, ante la cara absorta del Rey, que daba lecciones intermitentes a su heredero, o explicaciones de por qué el presidente no había asistido al desfile de la victoria (de Rajoy).
Una ausencia que tuvo muchas y aviesas lecturas. Se dijo que Zapatero había ido a París a traerse a Madrid de una oreja a Sonsoles la cigarrera, y a su corte imperial de jefe de protocolo, secretaria, chófer, modista, escoltas y otras hierbas. O que se había retirado a Doñana, con los cuñados, para descansar de la derrota electoral, hasta que todos supimos gracias al diario gubernamental que estaba recluido en el búnker de la Moncloa, preso de una depresión porque le habían dicho que ETA estaba a punto de anunciar el fin de la tregua y de su presidencia.
Cuidado con los ‘tomates’ de Rajoy, que también pueden ser fruto de los pasos firmes que está dando el líder del PP camino de la Moncloa, de la misma manera que las ojeras de Zapatero nos hablan de su despedida del poder. Y mucho cuidado todos, porque en la noche de ayer ETA levantó la veda de los inocentes y porque, al menor descuido, volverá a aparecer con su rastro de sangre y su convencimiento particular de que Zapatero ya no les sirve para sacar algo más de lo que ya han obtenido, empezando por decenas de ayuntamientos vascos, dinero, tiempo para rehacer todos sus comandos y mucha fama y publicidad.
Ayer el portavoz de Bush en el Departamento de Estado dijo que los españoles debían negociar con los vascos, como si éstos no fueran españoles, algo que el equipo de Condi Rice habrá aprendido de tanto hablar con Moratinos o de su paso por Moncloa. Aunque imaginamos que Aznar, en Praga, se lo aclarará a su amigo Bush, quien tras lo del Líbano, Iraq y Afganistán está tanteándole los costados a Putin por lo que pudiera pasar. Y Zapatero con esos pelos y las cejas empinadas, y Rajoy con los ‘tomates’ en los calcetines por culpa de Ana y de Soraya, que son las nuevas estrellas en el firmamento del PP, y que no paran de trabajar y muy bien.
miércoles, junio 06, 2007
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