miércoles, junio 06, 2007

Luis Racionero, Ilusiones perdidas

jueves 7 de junio de 2007
Ilusiones perdidas Luis Racionero

Dalí decía sobre el escultor Calder que lo mínimo que se puede pedir a una escultura es que no se mueva. Lo mínimo que se puede pedir a un político es que no sea iluso, para ilusos ya estamos nosotros, los escritores, los utópicos, los hippies. ¿Verdaderamente se creyeron —y hablo en plural porque en la fotografía suelen salir tres— que podían conseguir la paz con ETA? Ojalá. Tanto lo deseamos todos, que quisimos creer que ellos tenían información reservada que el hombre de la calle no conoce.
Parece que no, y entonces surge por lógica la disyuntiva: o se creyeron capaces de lo que no podían, en cuyo caso son ilusos y eso en política es letal, o bien iniciaron conversaciones a ver qué pasaba, por no seguir la política del anterior Gobierno que tenía a ETA contra las cuerdas.
Parecía que hubiesen entrado en juego elementos nuevos: los del IRA, curas irlandeses, quién sabe qué, pero al final se impuso la fuerza de lo habitual, es como si las bases hubiesen dado un toque de atención en las elecciones municipales, tal como ha ocurrido en Barcelona con ERC. El concejal Portabella no osa entrar en el Gobierno de Hereu porque las bases de Esquerra están hartas de que su partido ayude al socialista y no consiga nada, aparte de los sueldos y prebendas de algunos, como Carod-Rovira, que se dedica a viajar, no está claro con qué objeto.
Las bases de Esquerra querían un Estatut fuerte, intacto, como, por otra parte, habría prometido ZP, y su aplicación rápida, sin traspasos —¿queda alguno?—, el aeropuerto gestionado desde Barcelona, la Renfe en manos catalanas a ver si se empieza a parecer a Ferrocarriles de Cataluña, que van como una seda. De momento, aparte de algunos de los suyos en el Gobierno de la Generalitat, poca cosa han logrado los votantes y bases, por lo cual están en desacuerdo con los pactos que benefician al Partido Socialista Catalán y a ellos los desgastan. Fue el iluminado Maragall quien inició esta dinámica de tripartitos, desde el principio, en el ayuntamiento. Maragall nunca fue alcalde por ser el más votado, que siempre le ganaron Roca, Cullell, Molins, todos; sino por un concejal que le daba Esquerra y otro de los comunistas, con los cuales superaba por los pelos al candidato convergente que siempre tuvo más votos que él. Eso lo repitió para su presidencia de la Generalitat, quitándosela al más votado, que fue Mas, gracias a Esquerra y los comunistas. ¿O ya no lo son? Incluso lo ha repetido Montilla para gobernar él. Al final las bases se imponen y eso es la democracia. ¿Será que la mayoría de vascos están con ETA?

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