lunes, junio 04, 2007

Iran abusa de la comunidad internacional

lunes 4 de junio de 2007
Irán abusa de la comunidad internacional
NO es la primera vez que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, se expresa en términos que contradicen los usos diplomáticos civilizados. Es más, el lenguaje irrespetuoso con los principios más elementales del derecho internacional ya se ha convertido en una constante en el comportamiento público del máximo dirigente del régimen iraní. Decir que espera con alegría la inminente «destrucción» de Israel es sencillamente una barbaridad que merece el mayor de los rechazos por parte de la comunidad internacional. Y si este rechazo no se produce con la misma intensidad que antes, es sencillamente porque la frecuencia de sus declaraciones extemporáneas es tan elevada que han dejado de llamar la atención, por más imprudentes que puedan ser.
Sin embargo, ante comportamientos como éste es necesario reiterar que existen límites que ningún dirigente político debería estar autorizado a rebasar, por el bien de la convivencia de las naciones. De otro modo, el mundo se convertiría en una selva. ¿Quién sería ahora capaz de condenar un discurso en el que un presidente de un país reconocido pidiese abiertamente que «se borre» a Irán del mapa? ¿Es que en este caso el presidente de Irán va a ser el único que puede amenazar la existencia física de un país, mientras exige al mismo tiempo el derecho a construir armas nucleares con las que llevar a cabo estas amenazas? Para la comunidad internacional no hay más que una respuesta razonable: las amenazas de este tipo son intolerables y las Naciones Unidas deben actuar firmemente en consecuencia para evitar que se produzcan o para castigarlas en su caso.
No por ser un Gobierno legítimo y reconocido se puede permitir que un presidente se comporte como el preboste de un Estado gamberro. Los siglos de noble historia que hay detrás de los actuales gobernantes de Teherán no merecen seguir siendo mancillados por un presidente histriónico que ignora los usos y las leyes de la convivencia internacional. No son de recibo las políticas agresivas y claramente desestabilizadoras de sus vecinos, que Irán se permite el lujo de publicitar en su alianza anti-occidental con el régimen sirio. No es posible sentarse a negociar tras un supuesto papel de víctima y mantener al mismo tiempo la amenaza expresa de utilizar las armas de destrucción masiva que se dispone a construir.
La comunidad internacional ha optado por el camino de la negociación para intentar disuadir a Irán de sus descabellados planes nucleares. La humanidad no puede ver en ningún caso con buenos ojos que haya dirigentes empeñados en construir armas nucleares lo que, en consecuencia, impide que continúe el proceso que se había emprendido para eliminarlas. El presidente Ahmadineyad y sus intolerables declaraciones están acabando con la paciencia y la buena voluntad de las Naciones Unidas.

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