lunes, junio 04, 2007

Felix Arbolí, Los hijos celulares

lunes 4 de junio de 2007
LOS HIJOS CELULARES
Félix Arbolí

L A lectura de la prensa, las noticias de la tele y los sucesos de la calle nos ofrecen un panorama en el que, al parecer, la locura y el absurdo constituyen la nota dominante en nuestro modo de vivir. Han desaparecido en gran parte de nuestra sociedad valores y conceptos que antes eran significativos y prioritarios y en la actualidad han quedado obsoletos y vestigios de un pasado que queremos borrar de nuestras mentes y desterrar de nuestras conciencias. Al hombre actual no le agrada someterse a cerrados circuitos que marquen su discurrir por la vida, sino lanzarse alegre y despreocupado por paisajes inexplorados buscando el engañoso sueño de la felicidad allí donde no existen límites ni prohibiciones. Los sentidos han ganado a la razón y el cuerpo al alma. Hemos emprendido una disparatada carrera hacia la nada y la insensibilidad y hemos puesto un altar a la indiferencia y la hipocresía, convirtiéndolos en imágenes de nuestras más fervientes devociones. Nos mofamos de lo sagrado, por el simple hecho de hacer daño a los que lo respetan y negamos a Dios los que hubo un tiempo en que lo admitíamos, porque su inexistencia resulta más cómoda a nuestra irresponsabilidad y no queremos gastar unos minutos de reflexión y serenidad para intentar advertir su Omnipresencia en todo cuanto nos rodea, pretendiendo con ello encontrar la excusa que nos libere de los remordimientos a nuestros actos punibles. Sin censurar a los que de una manera sincera, honesta, sin odios y con respetuosa y respetada sinceridad navegan en las aguas del agnosticismo o el ateísmo, plenamente convencidos de que se hallan en lo cierto. No todo ha de ser blanco o negro, existen otras muchas tonalidades que crean una conveniente diversidad y hasta embellecen el entorno con su oportuno contraste. Leo en la prensa londinense que un equipo de investigadores, pertenecientes a la Universidad de Göttingen, han creado por primera vez células de esperma humano, a partir de células madre de médula ósea. Se intenta hallar el camino para poder fecundar a la mujer sin intervención alguna del varón. ¡Presiento que de la noche a la mañana, una vez puesto en práctica este procedimiento, veremos a multitud de embarazadas presumiendo de panza sin la intervención de varón alguno!. A muchas les va a solucionar el problema de la maternidad sin necesidad de someterse a experiencias contrarias a su especial manera de amar y sentir. Con el tiempo será una escena anormal contemplar a una pareja empujando un cochecito de bebé. La atrasada madre, aborregada por prejuicios y métodos desfasados, será señalada como un ser extraño y anticuado y al fruto de esa maternidad en colaboración con el varón, como una víctima del más burdo oscurantismo. Estamos a punto de iniciar una nueva Era en la historia de la Humanidad: la de las madres vírgenes, pero no por obra y gracia del Espíritu Santo, como nos cuentan las Sagradas Escrituras en el caso de María, la Virgen por excelencia, sino de un grupo de investigadores que no pierden su valioso tiempo en vencer al cáncer, verdadero y angustioso problema de ámbito universal, sino en eliminar la paternidad en la concepción del ser humano, sustituyéndola por una especie de juego malabar a base de células de la propia mujer. ¿Y los niños que nazcan varones, para qué servirán?. Es la clásica rueda sobre la que gira la Historia, así como hoy día existen pueblos donde las niñas carecen de valor y hasta las matan, venden o regalan cuando nacen, (hay salvajes en todas partes y no precisamente viviendo en la selva), eso mismo ocurrirá con los hijos de esas células recicladas, o “bebés celulares”, que nazcan varones cuando este portentoso invento esté en su apogeo. Digo yo. Se aproxima un mundo exclusivo de mujeres, las nuevas Amazonas, como aquellas legendarias guerreras de la antigüedad que utilizaban al hombre como un simple “caprichito” para el placer sexual y una vez usados, como al actual preservativo, se eliminaba por inútil. Y perdonen mi crudeza. ¿Serán clónicos de la propia madre o cambiarán sus células las mujeres entre sí, para que el “niño” salga con los rasgos de esa amiga a la que envidian su belleza y tipazo?. “Yo la primera quiero que se parezca a Lucy, que tiene unos ojos preciosos y una cara muy moderna; luego las otras ya veremos que modelo elijo para cada una”, -dirán las futuras madres mientras hojean una revista en la peluquería. Hijos sin padre, pero no como en la actualidad porque ella o él no lo haya querido descubrir o reconocer, sino porque han sido concebidos gracias a los experimentos realizados por un grupo de científicos ingleses que se han empeñado en hacer del hombre una figura decorativa. Si la idea cuaja y esta extravagante experiencia se generalizara, se podría llegar incluso a su extinción por falta de utilidad y servicios. Algo que hoy puede resultar exagerado y fantasioso, pero no olvidemos que a Julio Verne lo consideraron un visionario en su época y hoy todas sus ideas y excentricidades han quedado superadas y anticuadas. Hasta ahora sabíamos la existencia de bancos de espermas, fecundaciones in vitro, microinyección espermática, inseminación artificial , congelación de embriones y toda una serie de artilugios para vencer la esterilidad del varón o el pase del ciclo natural de la mujer, que dura de los 12 a los 45 años aproximadamente, así como otros posibles problemas que pudieran plantearse en el ámbito de la esterilidad, que en España alcanza al 15 % de las parejas. Lo que jamás podíamos esperar ni nos había pasado por la imaginación era que pudiera anularse de forma tan fulminante y como la cosa más natural y simple el concurso del varón en el milagro de alumbrar una nueva vida. Todas estas cuestiones parecen surgidas de una mente calenturienta o un descerebrado. Imposible pensar que sean unos sesudos e inteligentes científicos los que están detrás de este asunto. Comprendo que se investigue y se quiera conseguir poder dar descendencia a esos matrimonios que por una u otra causa sean incapaces de obtenerla por los métodos fisiológicos habituales, usando los diversos procedimientos citados anteriormente para soslayar las dificultades u obstáculos de ella o de él, y dar ese ansiado hijo a unos ilusionados padres. Pero dentro de los métodos empleados para lograr este fin hay maneras no muy claras y ortodoxas, una de ellas la clonación, que entrañan muy serios inconvenientes tanto a los padres como al “resultado” de ese extraño tejemaneje científico. La propuesta de estos investigadores londinenses se pasa ampliamente de los parámetros permitidos. Pienso y temo que cuando el hombre se deja arrastrar por la soberbia de creerse con un poder ilimitado, termina hundido en el abismo de su miseria e insignificancia. ¿Niños sin padres, mujeres embarazadas sin intervención de varón?. ¡Paparruchadas de unos obstinados que deben sentirse muy a gusto sin experimentar el placer del amor en sus vidas!. Y si renunciamos al amor, apaga y vámonos que aquí sobramos todos. “!Good bye!”.

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