miércoles, junio 06, 2007

El Estado de Derecho, desarmado por Zapatero y humillado por De Juana

El Estado de Derecho, desarmado por Zapatero y humillado por De Juana
Elsemanaldigital.com

7 de junio de 2007. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha trasladado al etarra José Ignacio de Juana Chaos desde el hospital de San Sebastián a la prisión de Aranjuez. En los últimos meses del "alto el fuego permanente" de la banda terrorista el criminal De Juana chantajeó al Estado con una serie de huelgas de hambre pidiendo su liberación; ésta parecía ya inminente, pero el último comunicado de ETA ha obligado al PSOE a cambiar de política. Una vez restablecido de las lesiones que se causó a sí mismo, el delincuente está en prisión. No es, visto así, más que el normal funcionamiento de una moderna Administración de Justicia: la Ley tipifica los delitos, los jueces la aplican a cada caso y los condenados cumplen sus penas. Pero todo ha sido excepcional en el caso De Juana. Causó escándalo social su rápido cumplimiento de las menguadas penas por veinticinco asesinatos terroristas; un nuevo delito de enaltecimiento de la banda lo mantuvo en prisión con otra condena; y en el curso del "proceso de paz" entre Zapatero y la banda De Juana se convirtió en símbolo de la rendición del Gobierno ante ETA. Puede pensarse que, con De Juana en prisión, el Gobierno ha enmendado sus errores y concesiones anteriores. Pero lo cierto es que la decisión gubernativa –ya que la Fiscalía y las Instituciones Penitenciarias dependen del Ejecutivo y no de los jueces- ha sido estrictamente política: el etarra estuvo a punto de salir cuando Zapatero estaba en mejores relaciones con ETA, y ha vuelto a su celda cuando el Gobierno lo ha querido. Así, aunque esté en prisión durante al menos otro año, De Juana ha vencido. Durante meses el Gobierno había argumentado que su liberación era inevitable, y que tanto por razones jurídicas como humanitarias nunca volvería a una celda. Así lo había terminado por decir el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. El mismo que anunció ayer que el etarra volvería a prisión. Así que el Gobierno confiesa que si De Juana era liberado se debía sólo a los intereses del Ejecutivo, y ahora es retenido porque esos intereses han cambiado. Es bueno que un criminal siga entre rejas, pero no es bueno que una democracia dé de sí misma una imagen tal de arbitrariedad e improvisación. Zapatero tiene el derecho de pedir unidad a los partidos contra ETA. Pero debe predicar con el ejemplo: él rompió esa unidad excluyendo al PP de las decisiones, y haciendo posible la liberación de De Juana entre otras cosas. Así que Zapatero deberá enmendar sus errores, no sólo los relativos al chantaje del asesino, sino todos ellos, empezando por la ruptura del Pacto por las Libertades y concluyendo por todas sus concesiones al terrorismo, incluso en Navarra. Que esas concesiones han existido es indudable, porque el caso De Juana las evidencia, y mientras persistan Zapatero carecerá de argumentos políticos.

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