viernes, junio 01, 2007

Daniel Martin, Prioridades, apariencias y protagonismo

viernes 1 de junio de 2007
Prioridades, apariencias y protagonismo Daniel Martín

Miguel Sebastián, elegido por muchos madrileños para representarles en su Ayuntamiento, ha pasado de todo y ha renunciado a su escaño antes incluso de tomar posesión de él. Alberto Ruiz Gallardón apenas ha esperado, tras su triunfo electoral y sin aclarar qué pasará con la alcaldía, para manifestar su deseo de acompañar a Mariano Rajoy en su camino hacia la Moncloa. ¿No supone todo esto un fraude al pueblo de Madrid? Las elecciones, ¿las ganó el PP o Gallardón? ¿Las perdió Sebastián o el PSOE? Esta es la gran pregunta sin respuesta de un sistema electoral de listas cerradas en el que, en apariencia, se elige al número uno de cada lista. ¿Quién sustituye ahora a Sebastián? ¿Quién será alcalde de Madrid si Gallardón lo deja?
En Navarra, UPN ganó ampliamente las elecciones autonómicas. Sin embargo, no logró mayoría absoluta. El PSOE, como en Galicia y Cataluña, estudia distintas formas de pacto en las que incluso podría entrar la izquierda abertzale. El PP, mientras, ofrece pactos a la oposición lógica. Nadie parece pensar en el bienestar de los navarros. Todos, sin disimulo, estudian cómo obtener el poder sin mancharse las manos, que ETA juega su sucio papel en las instituciones. Juan Fernando López Aguilar ganó en las islas Canarias, pero ya se baraja su nombre para la urgente y necesaria —por el bien de España— sustitución de José Luis Rodríguez Zapatero. En numerosos ayuntamientos PP y PSOE estudian la manera de aliarse con terceros para no perder o, en su caso, hacerse con el poder.
Sirvan estos ejemplos como muestra de la realidad española. Nadie se preocupa por si se traiciona el voto popular o por las necesidades reales de cada municipio. Ni siquiera se disimula. Van directos al cuello para conseguir el poder. Desde esta columna denuncio machaconamente la mentira de nuestro sistema no democrático. La realidad confirma mis palabras. Ni siquiera se da tiempo a enfriar el cadáver electoral. Se habla más de las próximas generales que de los problemas del ciudadano. No se han conformado las asambleas autonómicas y los consejos municipales cuando ya entramos en una nueva campaña electoral para ver quién gobierna en España. ¡Menudo espectáculo de hipocresía, teatralidad y falsas apariencias!
Shakespeare fue un maestro en la comparación de la vida, el teatro y los sueños. Macbeth, por ejemplo, dice: “La vida es una sombra tan solo, un pobre actor que, orgulloso, consume su turno sobre el escenario para jamás volver a ser oído. Es una historia contada por un necio, llena de ruido y de furia, que nada significa”. Próspero, por su parte, dice: “Estamos hechos de la misma materia que los sueños, y nuestra pequeña vida cierra su círculo con un sueño”.
Nuestros políticos, a su manera, juegan también a lo virtual, a lo irreal, a lo futuro, ignorando el presente de forma sistemática. Lo peor es que ninguno se acerca en inteligencia y aptitud a los dos personajes mencionados. Son mediocres. Todos menos Ruiz Gallardón que, después de mostrarse emocionado el domingo por la noche, ha saltado al escenario nacional para demostrarnos de nuevo que su desmedida ambición no tiene nada de teatral, que en eso sí puede ser Macbeth y Rajoy, su Duncan. A Gallardón el teatro madrileño se le ha quedado pequeño. Necesita más espacio y candilejas más brillantes, aunque eso suponga ningunear la voluntad popular.
La vida política española es mera apariencia. Ni democracia ni representatividad. Ignoramos quién nos representa en cada asamblea, no sabemos a quién pedir cuentas en caso de que una votación traicione nuestros intereses. Los políticos no quieren gobernar, sino escalar puestos en sus propios partidos políticos para llegar al lugar más alto posible. No les basta con el papel de Soldado 1º, sino que quieren ser Lear, Otelo, Edmundo, Yago o, incluso, el Bufón. Cualquier cosa con tal de ser protagonistas.
Y son tan malos actores que ni siquiera saben guardar las apariencias, trágico pecado cuando ya digo que nuestra política apenas deja de ser un mal sueño. Todo es apariencia, pero nuestros irresponsables mandamases no disimulan sus verdaderas intenciones. Desechan, materialistas, cualquier intento de hacer creíble la virtualidad de sus cargos. Malas estrellas de una película de serie B. Eso es lo que son, y eso, mientras no hagamos nada para remediarlo, es lo que nos merecemos. Si los asuntos públicos no importan a nadie, si lo que queremos es tomar cañas, viajar a Benidorm y ver porno en Internet, si esas son nuestras prioridades, tendremos que aguantarnos con las de los políticos. Cada loco con su tema, y que España sobreviva como pueda. Siempre lo hizo.
dmago2003@yahoo.es

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