lunes, junio 04, 2007

Carlos Luis Rodriguez, Un Romeo a la deriva

lunes 4 de junio de 2007
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
Un Romeo a la deriva
En una nueva versión de Romeo y Julieta no autorizada por Shakespeare, el líder de los populares gallegos se ha puesto bajo el balcón del BNG para cantarle todo tipo de piropos. Quien hace unos meses era acusada de apoyar a Herri Batasuna, ahora recibe las más bellas lisonjas amorosas para que inicie una aventura con la derecha.
Sin embargo, como decimos, se trata de una adaptación muy libre de la obra del bardo de Avon. Ni es amor lo que mueve a Feijóo, ni la Julieta nacionalista está soltera. Nuestro Romeo fue en sus tiempos un arrogante galán con una enorme fortuna electoral que le permitía menospreciar los pactos. Ahora sus rentas no le llegan y busca con desesperación una pareja capaz de aportar una dote suficiente.
La chica dejó atrás locuras juveniles, y hoy es una señora madura que comparte casa con los socialistas, en una de esas convivencias donde hay de todo, momentos de felicidad y de enfado, pero que tiene unas bases bastante más sólidas que las de una aventura con el PPdeG. ¿Qué puede ofrecerle este improvisado Romeo que no disfrute ya con Touriño? Nada de nada.
Además, los requiebros del tuno son incoherentes, no sólo con lo que hizo o dijo en el pasado, sino con lo que está haciendo en el presente. Es imaginable la perplejidad de muchos de los treinta y siete mil y pico votantes del PP en A Coruña, al ver cómo Feijóo intenta seducir al nacionalismo, mientras Negreira ofrece ayuda a Losada para salvarlo de las garras radicales de ese mismo nacionalismo. Esos que don Alberto está dispuesto a considerar jueces inteligentes son catalogados por don Carlos como amenazas a la moderación herculina.
Tampoco encaja la escena del balcón con el mensaje vigente en el PP nacional. Resumiéndolo en pocas palabras, se insta al Gobierno a que abandone sus hipotecas con los nacionalistas y pacte con la oposición los grandes asuntos de Estado. ¿No es una hipoteca la que Feijóo está intentando establecer con el BNG en Galicia?
¿Cómo seguir manteniendo que el acuerdo de los socialistas navarros con la Nafarroa Bai de Zabaleta es pecaminoso, cuando aquí se estaría dispuesto a hacer algo similar con Quintana y los suyos? Sólo admitiendo una doble deontología política es posible entender semejante disparidad.
Pero volvamos a la archiconocida escena del Romeo implorante bajo el balcón de su amada repentina, porque ahí esta una de las claves de este episodio. Feijóo sólo consigue evidenciar que está a la deriva, que comanda un enorme trasatlántico que ha perdido el rumbo, en tanto que la Julieta barbuda de Allariz logra un plus de reconocimiento. Se le reconoce su estatus de posible bisagra. El propio líder de la derecha le está diciendo a sus electores que el BNG es una formación tan razonable, que sería bueno ir con ella del brazo.
A partir de ahora, hay dos argumentos populares que quedan enterrados. El que se refiere a un nacionalismo radical con peligrosos parentescos, y el que acusa a Touriño de apoyarse en formaciones de dudosa constitucionalidad. Lo único que le puede achacar Feijóo al presidente es haberse ligado a Julieta antes que él.
Llega tarde al balcón. Durante sus años de amor con la dama que llaman Mayoría Absoluta, socialistas y nacionalistas profundizaron en su noviazgo, con los consabidos altibajos de este tipo de relaciones. Feijóo canta a un balcón vacío, y dentro de la casa se organiza el nuevo poder local. No hay duda de quién es el derrotado.

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