jueves 2 de agosto de 2007
Cualquier tiempo pasado fue mejor
Félix Arbolí
H UBO un tiempo, yo lo he conocido, en el que se decía que una vez pasado noviembre, los enfermos crónicos y de cierta gravedad, tenían asegurado un año más de vida. Dicen que aquéllos eran los tiempos nefastos, según los radicalizados en reavivar un pasado de claudicaciones del que se quieren vengar, aunque examinando con detenimiento e imparcialidad, como me gusta comentar y opinar, los tiempos actuales los superan con creces en calamidades, rencores y extravagancias. Mientras, los protagonistas de esta debacle observando cómodamente instalados tan triste y deprimente espectáculo. Como si el percance no les afectara a ellos. . Es realmente intolerable y vergonzoso el estado de estulticia, ruindad y cretinez a la que ha llegado el ser humano actual, salvo contadas excepciones. Ningún barómetro más acertado para esa conclusión que la lectura de la prensa o el come coco de la televisión. Ante hechos tan continuos e impunes, que nos van minando la moral y deteriorando las costumbres, me gustaría ser un magnate de los medios de comunicación y poner al servicio del engañado lector o televidente la influencia de mis publicaciones para descubrir donde se halla la verdad y dónde se oculta la mentira. Hemos llegado a un extremo en el que no nos podemos fiar de nadie, por muy respetables que sean sus cargos, la importancia de su misión y hasta la autoridad que de una u otra forma le ha sido conferida. No se libra nadie de esta desconfianza general. Pero en muchas ocasiones, he de reconocerlo, la falta de fe y confianza en una persona u opción determinadas no es por su propia voluntad o por sus deméritos personales, sino por la desenfadada e irresponsable actitud de los que manejan los medios de opinión, para inventar, empequeñecer o exagerar las cualidades y defectos de una entidad o individuo por el que no sienten empatía y están dispuestos a desprestigiarlo sea como sea. También utilizan a veces la inconveniente actitud de airear un desliz, que pertenece a un pasado y una actividad totalmente distintos a la actualidad, porque les consta que causará estragos en la credibilidad de ese personaje, aunque el ocultarlo no entrañara falacia alguna para el cumplimiento de su deber informativo. Y asimismo, eligen el bulo que dejan escapar “inocentemente”, conociendo de antemano el daño que con ello van a causarle, aunque posteriormente llegara a descubrirse su falsedad. Y hasta el rencor y la revancha acumulados hasta en los puntos y comas de sus demoledores escritos. Con ocasión de los “Jueves” y “su graciosa portada”, parece haberse levantado la veda a las críticas e impertinencias contra la Familia Real. No es que intente destacar mi inexistente vena monárquica, sino alzar la voz, como un ciudadano español cualquiera sin contaminar por odios partidistas, contra los continuos ataques que está sufriendo una Institución , hoy por hoy, mañana lo ignoro, representativa de nuestro Régimen y Cabeza de nuestro Estado. Vamos, en versión vulgar, la que trajo el uso de la libertad a todos los españoles sin excepción de ideología política, creencia religiosa y orígenes sociales. Hablo de libertad de expresión, que no libertinaje que es lo que muchos se han creído y usan con exceso. Y gracias a esa libertad, que ellos confunden con su “fuera toda clase de normas y medidas”, los perros de la política, alimentados gracias al nuevo régimen que les liberó del oscurantismo y la cárcel, se creen con derechos a ladrar desaforadamente contra el que les quitó la correa y el bozal y les dio opción a vivir “sin dar golpe, que no sean los bajos”, en un Parlamento o Comunidad que antes era inexistente, ya que solo se hablaba de regiones. Y nos iba infinitamente mejor, opinen lo que opinen los cortos de vista. Resulta que Anasagasti, su ilustre senador., (no digo nuestro, para no ofenderlo posiblemente), ha vertido una serie de improperios y despropósitos sobre la Familia Real, que en cualquier otro lugar del mundo, en especial de los de su onda, le hubieran causado graves problemas. Se refiere a la Corona como caduca, y califica de insoportables los privilegios de la Familia Real, sin querer reconocer de antemano que no es el más indicado para hablar de privilegios y canonjías, ya que goza de una confortable e intocable situación política, social, laboral y económica, sin justificar con el trabajo que realiza. Los hay que soportan mayores cargas y benefician en mayor medida a la comunidad y no llegan a finales de mes con sus exiguos emolumentos. No quieren darse cuenta los Anagasasti de nuestra política, que son muchos, los que gracias a ese Rey tan criticado y vituperado (conste y vuelvo a insistir, que no soy monárquico), que en lugar de elegir el camino de la dictadura y ampararse en su jefatura absoluta sobre las Fuerzas Armadas, (tenía todo a su favor, para imponer su sacrosanta voluntad), permitió que individuos como el citado, mejores y peores, gozaran de la sopa boba gracias a la libertad que restituyó al pueblo para que pudiera decidir su destino. Me hacen gracia los que esgrimen que es el pueblo el artífice absoluto de su libertad actual. Si, ya lo demostraron cuando Franco estaba al frente del timón. ¿Donde estaban estos gallos con espolones, que no fueron capaces ni de decir esta boca es mía?. ¿Son los mismos que hoy se erigen en dueños absolutos de una nación que recibieron unida, fuerte y hermanada y han convertido en comunidades casi pateras ?. A veces pienso, y me avergüenzo y apeno por ello, que vivíamos mejor y éramos más fuertes y respetados con esa España, a pesar de sus numerosos y evidentes defectos, que a mi no me obstaculizaron para nada, que esta extraña desunión de fatuos y quijotescos “países”, aunque muchos no lleguen ni a regiones, que hoy nos tiene enfrentados, mortificados, estresados y desengañados, porque nos hemos dado cuenta, demasiado tarde, que hemos caído en la más denigrante de las trampas. ¿Por qué no hicieron nada entonces, los que hoy son tan valientes y se creen merecidos dueños de su destino?. . Los oímos cacarear envalentonados como gallo en corral de gallinas y no quieren pensar, ni que se sepa qué hacían en esos años, que ahora se empeñan en borrar de nuestra Historia, para protestar y piar como lo hacen ahora. Yo si lo se, esconderse bajo el diván, en el armario junto a los que aún no sentían el “orgullo” por su especial inclinación sexual y en un exilio dorado y sin problemas, esperando la oportunidad de regresar solemnemente a recoger el laurel de la victoria, los que veían los toros desde las fronteras Lejos y seguros. Los que soportaron un duro e insoportable sacrificio que ahora rentabilizan para obtener plaza de apaniguado. Me gusta que el pueblo sea el dueño de su destino y libertades. Es una aspiración muy humana que todos sentimos y pretendemos. Pero no soporto que al alcanzar esa meta tan necesaria y gratificante, olvide que han tenido que escalar una empinada y difícil cuesta, llena de obstáculos y tramos en muy mal estado, que han podido superar no solo con su esfuerzo personal, sino con las ayudas y arneses que le han ido facilitando para escalar etapas que ellos a solas no fueron capaces de salvar. A las pruebas me remito. Se amparan los políticos en su inviolabilidad para lanzar al aire todo cuanto se les apetezca, en contra de instituciones políticas, creencias y símbolos religiosos e incluso personajes a los que deberían sentirse agradecidos. Saben que la Justicia no puede hacer nada contra ellos, gracias a una Constitución que solo recuerdan cuando redunda en su propio beneficio o el de su partido y se saltan a la torera cuando no les interesa o puede incomodarles. Entonces hablan y discuten sobre la oportunidad de modificarla o alterarla en algunos de sus apartados y normas. Pero no tienen reparos en aceptarla y esgrimirla como parapeto insoslayable cuando se trata de eliminar en incluso disminuir sus prerrogativas y bagatelas. El vivir a lo grande, por asistir a unas reuniones aburridas e ineficaces, donde la mayoría de ellos van por obligación, sin sentir el menor interés en participar activamente. ¿No es hora ya de que los políticos sean responsables ante la Justicia de sus actos y provocaciones?. ¿Por qué unos pueden insultar impunemente y otros han de estar en un continuo mutismo, so pena de verse envuelto en desagradables aventuras?. ¿No somos todos iguales ante la Ley?. Después hablan de la mordaza franquista y los abusos de su régimen. ¿Solo la Familia Real goza de estas prorrogativas y privilegios, señor Anasagasti?. Si usted pide cuentas y exige aclaraciones públicamente, ¿ por qué no puedo yo exigírselas a usted de la misma manera?. ¿Es usted acaso superior al Rey, al que prestó juramento o promesa de lealtad, cosa que yo no he tenido que hacer?. Se supone que es usted persona inteligente y dotada de raciocino, por lo que resulta extraña su manera de exigir cuentas y responsabilidades a los demás y no hacerlo en primer lugar consigo mismo. Me subleva que me recorten mi pensión de 48 años de trabajos cotizados, para pagar los lujos y caprichos de estos señores que no me sirven para nada y mucho menos aún que no amen a España de cuya teta se amamantan desvergonzadamente. Recibo un correo de un amigo que me envía una información bastante interesante, sobre datos biográficos políticos y sociales de una serie de personajes que hoy brillan y chupan de la política. Según me advierte los ha cogido de una página www.pensamientohispánico.com, que yo ni conozco ni alterno. Según estos datos y brevemente, “Arzallus”, es hijo de un requeté que participó como voluntario al lado de Franco en la pasada guerra. “Fernández Bermejo”. Lo era de un alcalde y jefe local del Movimiento, franquista por tanto, en Arenas de San Pedro (Ávila). “Pérez Rubalcaba” hijo de un suboficial del Ejército del Aire y él mismo, mecánico de vuelo de la Compañía Iberia. “Martín Pallín”, hijo de un oficial coruñés que apoyó al Alzamiento Militar. Ingresó en la carrera fiscal durante el franquismo, aplicando las duras leyes de la dictadura, cuyas condenas ahora intenta anular. “Fernández de la Vega”, fue hija de Wenceslao Fernández de la Vega, falangista en el ministerio de Trabajo a las órdenes de Girón. Estudió Derecho y sacó plaza de secretaria judicial en tiempos del anterior régimen. “Manuel Marín” hijo de un abogado y exaltado falangista de Ciudad Real, que recibió una casa de protección oficial de las que concedía el gobierno de Franco, donde hoy es zona residencial muy cotizada. Fue asimismo presidente de la Hermandad de Alféreces Provisionales. “Conde Pompidú” era nieto de un Vocal del Alto Tribunal de Justicia, elegido por Franco, que actuó en el célebre proceso del “Mar Cantábrico”, donde hubo 25 ejecuciones entre sus tripulantes, dos de ellos, menores de edad. En la posguerra pasó a formar parte del Consejo Supremo de Justicia Militar, por el que pasaban para su confirmación o conmutación miles de condenados a muerte. La lista es más amplia, pero como muestra vale lo expuesto. Por si alguno tiene interés la noticia fue publicada en mayo de este año en la citada página. Según me indican. “¡Que tire la primera piedra quien esté libre de pecados!”. Pocas piedras iban a lanzar nuestros actuales políticos si se vieran en esa situación. Ni los de un bando, ni los de otro. Lo que me resulta raro es que con antecedentes tan “especiales” se atrevan a desempolvar el pasado y airear escenas de una etapa que a muchos les convendría tener a “dos metros bajo tierra”, como la popular serie televisiva. Quiero finalizar añadiendo que no me parece justificada la “vidorra” que se dan los parientes de nuestros Reyes, sin otro mérito a su favor que ser hijos de papá y mamá. Menos aún los que han entrado en la familia de una forma poco ortodoxa dinásticamente hablando. Pero que no me agrade este dispendio por “figurar” exclusivamente, no significa que me cierre en bandas y no sepa valorar la función que ha desempeñado cada cual y continúa desempeñando al servicio de España, aunque se haga en cojines de fina lana y se resida en palacios. Pero ellos, no todos los que se han agregado al carro y no precisamente el que robaron a Manolo Escobar y continúa robando El Koala”.
miércoles, agosto 01, 2007
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