martes 5 de junio de 2007
Simancas, hundido; Zapatero se enroca
Editorial de 'El Semanal digital'
T RAS una inesperada visita a La Moncloa el líder del Partido Socialista de Madrid (PSM), Rafael Simancas, ha presentado su dimisión. El PSOE, tras la retirada de sus dos candidatos madrileños, se ha quedado sin referentes en la capital y deja abierta una crisis con un responsable máximo –el presidente del Gobierno- y con consecuencias políticas imprevisibles. La dimisión de Miguel Sebastián era esperada y previsible; su derrota ante Alberto Ruiz-Gallardón rozó lo escandaloso, pero el verdadero escándalo lo proporcionaron sus maneras de hacer las cosas. Con el "caso Corulla" Sebastián perdió los papeles y su porvenir en el Ayuntamiento era nulo. Estaba cantado. Pero Simancas era harina de otro costal: era un líder elegido por las bases del tormentoso PSM, el caso contrario a un Sebastián impuesto desde arriba. De hecho, aunque puso su cargo a disposición del partido, la Comisión Ejecutiva Regional socialista estaba ya organizando con él la oposición al PP, con vistas a un Congreso después de las elecciones generales. José Luis Rodríguez Zapatero ha forzado otra salida. El presidente pidió a Simancas una dimisión inmediata, y la obtuvo, para conseguir un control directo del PSOE madrileño por el "aparato" del partido; sin esperar a escuchar la opinión de los afiliados, Ferraz va a nombrar una Junta Gestora. No deja de ser notable que una crisis causada por una derrota electoral en la que mucho tuvo que ver la intervención de La Moncloa se salde, precisamente, con una mayor intervención del secretario general y de su equipo. En democracia es normal y en muchas ocasiones saludable que un candidato fracasado deje paso a otras personas; pero en el caso de la crisis socialista en Madrid las dimisiones no deben ocultar que todas las decisiones que llevaron a la derrota, incluyendo la designación de candidatos, fueron tomadas por Zapatero. El presidente del Gobierno trata de descargar sus responsabilidades en terceros, aun a riesgo de debilitar decisivamente la FSM. Entre los afiliados y cargos públicos del PSOE cunde el desconcierto, porque fue en Madrid donde el PP ganó las pasadas elecciones y donde el socialismo las perdió. Algunos esperaban de Simancas más firmeza frente a las imposiciones de La Moncloa, pero para todos está claro ahora que el verdadero derrotado en Madrid no fue el líder dimitido sino el mismo Zapatero.
martes, junio 05, 2007
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