Ramon Perez Maura, En la hora del juicio final

miercoles 27 de junio de 2007
En la hora del juicio final

POR RAMÓN PÉREZ-MAURA
No será una huella como la que dejó Margaret Thatcher, mas sin duda el rastro de Tony Blair, hoy dimisionario, será duradero. Su legado más importante es el de haber devuelto al Partido Laborista la condición de partido de gobierno, algo que los Michael Foot, Arthur Scargill y otros compañeros mártires estuvieron apunto de finiquitar. Y será muy a pesar de Blair, pero al fin hoy es primer ministro del Reino Unido uno de sus rivales ideológicos dentro del laborismo, Gordon Brown. La principal demanda contra Blair se funda en lo que el arriba firmante cree que fue su mayor acierto: mantener incólume el nexo transatlántico entre Estados Unidos y el Reino Unido y con voluntad de ser puente con el resto de Europa. Él sabe que se retira con esa política en el «debe» y sin embargo la gran cuestión que queda para quienes denuncian la política de Blair en Irak es por qué ahora se plantea la posiblidad de que Blair sea el enviado del Cuarteto con el reto de intentar avanzar hacia la paz y no hacia la guerra, como ahora ocurre.
Sucede que Blair tiene un problema inmediato para asumir esas tareas: debe pagar un piso de tres millones de libras en Connaught Square. Es poco comparado con lo que puede valer alguna casa en venta en la parte alta de la calle Serrano de Madrid, pero puede ser mucho si hay que pagarlo con dinero salido de un sueldo limpiamente ganado. Con el sueldo de un jefe de Gobierno. Así que su prioridad es entrar en el circuito norteamericano de conferenciantes y pagar la casa con un año de discursos. Una vez cerrada esa etapa se verá si todavía interesa al cuarteto y si todavía se dan las condiciones para una mediación como la que él puede protagonizar hoy.
Entre tanto, como balance de la política doméstica de Blair, queda un saldo muy negativo de serias consecuencias constitucionales: desmanteló la Cámara de los Lores -de funcionamiento intachable- sin tener una alternativa; prohibió la caza del zorro sin ofrecer opciones viables para quienes vivían de ella; rompió el gobierno unitario del Reino Unido sin resolver las graves contradicciones que