lunes, junio 04, 2007

Iñaki Ezkerra, ¿Sebastian vuelve?

lunes 4 de junio de 2007
¿Sebastián, vuelve!
IÑAKI EZKERRA i.ezkerra@diario-elcorreo.com

Los seres humanos sólo valoramos lo bueno cuando lo hemos perdido. Ahora se va Miguel Sebastián de la política o se va la política de Miguel Sebastián, mejor dicho, y nos deja de pronto en la resacosa tarde postelectoral una sensación de congoja y de vacío, una cosa como de orfandad posterior a la fiesta, un frenesí de sombra, un no sé qué de desamparo, un poso de insoportable melancolía Y entonces -ya demasiado tarde- nos damos cuenta de todo lo que nos hemos reído.De ser un perfecto desconocido, o sea, de la inexistencia total, Miguel Sebastián pasó a la omnipresencia y de ésta ha vuelto a pasar a las tinieblas que nos lo vomitaron en un día lluvioso de mayo. Miguel Sebastián ha dejado el puesto de concejal que nunca ocupó y Alfonso Guerra ha puesto el dedo en la llaga al hacer su aguda y sutil observación, que es una verdad como un templo: no se puede dimitir de lo que no se ha sido. Alfonso Guerra siempre dispuesto a echar un cable al que lo necesita, siempre presto a aclararle al triste el motivo de su tristeza y al desesperado la causa de su desesperación, siempre poniendo su granito de arena y haciendo caridad y cantando las verdades de barquero desinteresadamente. Con él da gusto. Miguel Sebastián tenía una sensación extraña, la de que estaba yéndose de algo a lo que no había llegado, y Alfonso Guerra le ha puesto las cosas claras, le ha explicado su propia perplejidad. Para eso están los amigos.Fueron días de alegría que ya nunca volverán. Se le llegó a acusar de tantas cosas al candidato Sebastián que uno hasta lo admiraba y envidiaba. Se le acusaba de intentar la caída de Francisco González del BBVA, de la entrada de Arenillas en la CNMV; de los chanchullos gubernamentales en la OPA de Endesa; del regreso de la 'beautiful' a la política y hasta de dividir a ese mismo PSOE que ahora le ha vuelto la espalda. La CIA estaba contenta porque ya tenía a alguien a quien endilgar de una vez por todas el asesinato de Kennedy y uno estaba convencido de que su calva era operada y escondía al propio Mengele. Ahora que Zapatero le ha abandonado a su suerte uno se ha vuelto sebastianista a la manera en que lo era no ya el PSOE sino Pessoa, que es otra cosa. Pessoa soñó hasta su muerte con el regreso del rey Sebastián y uno hace desde estas líneas un llamamiento a este otro monarca de los líos para que no se vaya porque tiene un gran potencial por desarrollar hasta las generales. Uno se ha quedado prendado de la lección de republicanismo, laicismo y rojerío que nos ha sabido dar este hombre en esta campaña aunque una vez más hayan triunfado la ingratitud y la envidia. A uno es que lo de Sebastián le ha sabido a poco. ¿Sebastián, vuelve! Si no te sientes querido por los madrileños, ven al País Vasco, que Patxi López es un soso y tú le das más vidilla al tema.

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