viernes, marzo 23, 2007

Villacañas, Apuntaciones sobre el franquismo totalitario y cruel

viernes 23 de marzo de 2007
Apuntaciones sobre el franquismo totalitario y cruel
Antonio Castro Villacañas
S IGUE con renovados ímpetus la campaña periodística, libresca, cinematográfica, radiofónica y televisiva destinada a incrustar en la mente y él ánimo de los españoles que el franquismo fue un régimen político caracterizado, entre otras cosas, por haber perseguido hasta la muerte a cuantos españoles no estaban de acuerdo con él y preferían vivir en otro sistema muy diferente... Entre mis muchos defectos se encuentra el de prestar atención, más de la conveniente, a las voces y los ecos que participan en tal campaña. Por eso estoy en condiciones de afirmar, y afirmo, que la mayoría de las veces tanto esos ecos como esas voces no sirven para construir una verdadera "memoria histórica", sino para edificar una falsa "memoria histérica". Uno de los libros que últimamente he ojeado -no leído, ni comprado- es el escrito por el periodista Ignacio Mata Maeso para transcribir las memorias de su tío abuelo Alfonso Maeso, que acaba de publicarse en Barcelona bajo el título "Memorias de un republicano español en el Holocausto". Al final de este libro los dos Maesos dicen (uno cuenta, el otro redacta): "España tiene una deuda con (quienes combatieron el fascismo en España, siguieron su lucha contra los nazis en Francia y otros países, para acabar en muchos desdichados casos, en un centro de exterminio alemán). Aún no la ha saldado. Esper(amos) que lo haga pronto. Que este libro ... sirva para encontrar la memoria perdida, quién sabe si arrebatada. Que así sea". Por el libro me entero de que el abuelo Maeso, joven idealista manchego, dejó su casa de Manzanares a los 17 años para enrolarse como voluntario en las fuerzas que defendían la República Popular instaurada tras el 18 de julio de 1936. No sabía entonces que con ello emprendía una marcha que terminaría por llevarle al campo de concentración nazi de Mauthausen. Tuvo suerte, según se deduce de sus recuerdos, porque en aquel antro de horror y muerte, llevó "una vida dura y rutinaria". "Muchas noches" -dice a su nieto- "mi último pensamiento antes de cerrar los ojos era una pregunta: hemos sobrevivido un día más, ¿lo conseguiré mañana?". Lo consiguió. Muchos, demasiados, murieron en aquel infierno, pero Alfonso Maeso pudo -dice- pasar desapercibido, obtener providenciales ayudas de otros prisioneros y de algunos guardianes, y poner a prueba su gran capacidad de resistencia... Tras la victoria de los aliados, el idealista manchego se afincó en Francia. No se atrevió nunca a regresar a España: aquí había un régimen totalitario y cruel, dispuesto a pedirle cuentas de lo que había hecho en Manzanares a partir del 18 de Julio y fuera de esa ciudad hasta enero de 1939, fecha en que pasó a Francia. Desde 1945, pues, hasta su muerte, su vida se confundió con la de una mayoría de franceses. Para ellos tiene palabras de gratitud, pues "aquellos republicanos españoles", los que perdieron la guerra de España, a quienes "nadie quiso en mucho tiempo", estuvieron junto a Francia "en los peores momentos", y por eso fueron deportados a Mauthausen; tras regresar a ella, "nos lo agradecieron ofreciéndonos los mismos derechos que (los franceses) tenían a todos los niveles"... Una vida ejemplar, como se ve. La vida de un español que por comodidad o miedo escogió contribuir a la reconstrucción y mejora de Francia en vez de hacer algo en favor de España, y que hasta su muerte creyó tener derecho a reclamar una indemnización material o moral de cuantos a este lado de los Pirineos pasaron sus respectivas peripecias trabajando hasta el límite de lo posible para que su pueblo, su comarca, su región, su Patria, mejoraran algo cada día. Sin ayuda de nadie, salvo Argentina. Con la oposición de muchos que vivían en Francia -pongamos como ejemplo- y veían con malos ojos que España prosperase.

No hay comentarios: