jueves, marzo 08, 2007

Rafael Alvero, Los cines tambien existen

jueves 8 de marzo de 2007
Los cines también existen
POR RAFAEL ALVERO
La irresponsabilidad y torpeza con el que el Ministerio de Cultura ha gestionado los primeros borradores de la Nueva Ley del Cine son llamativos. Señora ministra, los exhibidores se lo decimos de forma nítida: no puede existir esta Ley ni ninguna otra ley si no se busca el consenso de todos los sectores implicados. Incluso aquellos que hemos sido (caso de los empresarios de las salas de cine) históricamente ninguneados durante 65 años.
A fuerza de costumbre, deben pensar la ministra de Cultura y sus colaboradores que los exhibidores «harán lo que se les pida que hagan». Seguimos esperando a que se nos escuche para la tramitación de una norma que afecta a 900 empresarios que han invertido en los últimos cinco años 1.500 millones de euros en modernizar el parque de cines español y que generan una industria de 40.000 empleos sin ninguna ayuda pública, un sector desarrollado tan sólo con el impulso inversor del dinero de los empresarios referidos. Porque además de cultura, señora ministra, el cine es también una industria sometida a las leyes del mercado. O eso debiera.
En un acto de lealtad por nuestra parte, los exhibidores decidimos respetar escrupulosamente los tiempos que la ministra Calvo solicitó a todos los sectores el pasado 28 de diciembre en la reunión multisectorial en la que se entregaron las bases del anteproyecto. A cambio, la ministra se comprometió personalmente a mantener reuniones bilaterales con cada sector para escuchar las distintas posiciones.
Pues bien, el anteproyecto de ley ha sido presentado, y lo de la reunión bilateral es sólo humo. Todavía esperamos que el Ministerio de Cultura responda a nuestras repetidas llamadas a la negociación. Para más sorna, al día siguiente de la citada reunión, el sector de la producción se dedicaba a loar las excelencias del texto. Debieron entender que la alabanza estaba excluida del respeto solicitado por la propia ministra. Aunque, eso sí, los productores aprovechaban para pedir más de lo mismo: más dinero, más ventajas fiscales y más cuota de pantalla para proteger un cine español que, los exhibidores lamentamos reconocer, sigue sin interesar al espectador mayoritariamente, por más subvenciones que se den a cargo del erario público y de subvenciones indirectas de los exhibidores (la cuota de pantalla lo es al dinamitar la libertad de mercado y la libertad de empresa bajo la obligatoriedad de programar cine español y europeo uno de cada cuatro días).
Cultura puede mirar, como siempre, al tendido. Pero estamos ante una oportunidad única de resolver un problema histórico: los exhibidores hemos sido y seguimos siendo pisoteados. Pisoteados por los productores, a través de la mencionada cuota de pantalla. Ninguneados por las Administraciones, mediante la competencia desleal de ayuntamientos y diputaciones que exhiben cine de forma gratuita o a precios simbólicos, sin sostén legal alguno.
Atropellados por las «majors», las grandes distribuidoras americanas que controlan el mercado e imponen condiciones más que leoninas en una negociación totalmente asimétrica. Así lo reconoce el Tribunal de Defensa de la Competencia en su resolución de mayo de 2006, de eco internacional, que da carpetazo a un conflicto que ha llevado cinco años de duras batallas legales y que ha aceptado, uno tras otro, cada uno de los elementos denunciados por los exhibidores.
Y pisoteados, finalmente, por una legislación que da la espalda al Cine en el Cine, que no respeta las ventanas de explotación para cada formato (plazos para que cada formato rentabilice la proyección de películas), y que se vanagloria de la tan cacareada cuota de pantalla (única en Europa y sin reciprocidad a nuestra cinematografía en países comunitarios), que siendo el 25% del cine programado, representa el 15% del cine visto en 2006. ¿Qué solución propone el Ministerio? Más de lo mismo.
Se dice que si el 15 de abril no hay Proyecto de Ley en las Cortes, no habrá tiempo para su aprobación antes de la convocatoria de Elecciones Generales. Sabemos que las prisas no son buenas compañeras y que se acaba la legislatura, pero los exhibidores llevamos tiempo solicitando en todos los niveles soluciones lógicas a los problemas que acucian a nuestro sector. Señora ministra: mire de frente a esta Ley y aborde los problemas de verdad. Los cines también existen.

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