viernes 2 de marzo de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Demasiadas discrepancias
Da la impresión de que el presidente de la Xunta nunca como hasta ahora se había mostrado tan dispuesto a no dejarse intimidar porque su Gobierno sea fruto de un pacto entre dos fuerzas políticas (PSdeG y BNG), imperativamente condenadas a entenderse por la relación causal que existe entre la mayoría parlamentaria legisladora y el poder ejecutor. Y conseguir que la gobernabilidad no quede lastrada por las discrepancias tácticas de los socios, a veces incluso provocadas con la intención de subrayar publicitariamente las diferencias entre ellos.
A propósito de lo dicho, una muestra relativamente reciente de que ése es el objetivo último del provocador consciente, la ha ofrecido el número dos de la Vicepresidencia da Igualdade e do Benestar, batallador incansable por la autodeterminación del departamento que gestiona Anxo Quintana. También, aunque en un estilo menos personalista y bronco, el portavoz parlamentario del Bloque acumula ya una amplia experiencia en delimitar los campos de juego, con preguntas y declaraciones críticas dirigidas a Emilio Pérez Touriño y los conselleiros que no pertenecen al cupo nacionalista.
Hasta fechas recientes, los socialistas habían optado por no entrar en una confrontación pública y directa con sus socios. Pero en las últimas semanas, algunos acontecimientos rebasaron la línea roja, caso de los enfrentamientos protagonizados por Antón Losada con algunos funcionarios, que obligaron a Touriño a calificarlos de "incidentes lamentables".
Casi sin respiro, llegó el buque Ostedijk, y aquí sí que los nacionalistas salieron en tromba a cuestionar cómo estaba siendo gestionado el problema por las autoridades marítimas, y poner en evidencia los "pocos avances conseguidos respecto al Prestige".
Esa crítica tuvo su correlato en el Parlamento gallego, con una fuerte discusión entre Aymerich y Touriño. El presidente puso en tela de juicio el razonamiento de que más competencias equivalga a más eficacia en la gestión de las situaciones de crisis. Y para ejemplo, dijo, ahí está lo que pasa cada año con los incendios forestales. El portavoz del BNG acusó el golpe y aspiró ironía.
Pero los desencuentros entre los socios se han hecho también visibles en la distinta interpretación que ofrecen Anxo Quintana y Jordi Sevilla de su reunión sobre posibles nuevas transferencias del Estado a la comunidad gallega, y en el rechazo del PSOE e IU a la moción, presentada en el Congreso por el BNG, sobre Navantia Fene.
Demasiados puntos de discrepancia como para que la oposición (PPdeG) deje escapar la oportunidad de incidir en ellos y entrelazarlos de tal manera que uno lleva a otro, sin solución de continuidad, hasta dar con Touriño: la pieza a abatir por Alberto Núñez Feijóo. Aunque pretenda sacarle hierro a la contradicción -aparente, pues las dos propuestas eran parecidas pero no iguales-, de que los socialistas votaran distinto en Madrid que en Santiago, la polémica está servida, y obliga a Touriño a emplearse a fondo para dejar claro que la iniciativa de ampliar el negocio de Navantia cuenta con el "apoyo unánime " del Gobierno gallego.
Tales desavenencias ponen en solfa la astucia con que la U juega a ser ora gobierno ora oposición. Y eso es lo que Touriño tiene que zanjar de una vez con Quintana.
viernes, marzo 02, 2007
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