viernes 2 de marzo de 2007
Hermanos sí, pero no primos
Ernesto Ladrón de Guevara
E sto va para los navarros, para que aprendan en cabeza ajena: En 1979 los alaveses decidieron formar parte de la Comunidad Autónoma Vasca. Podrían haber optado por mantenerse al margen, como hicieron los navarros, pero algunos supieron muy hábilmente poner la mosca dentro del caramelo. Y aquí estamos: en una Euskadi que poco tiene ya que ver con la que se nos anunció en el momento posterior a aquella formación del Consejo General Vasco. Vayamos directamente al grano, y que conste que sólo es una pequeña muestra de las muchas que se podrían exhibir: Tengo en mis manos una información suministrada a las Juntas Generales de Álava por el Departamento foral de Hacienda, Finanzas y Presupuestos relativa a la última reunión del Consejo Vasco de Finanzas del 15 de febrero: en la página en la que se expone la estadística de la liquidación de las aportaciones de Álava a los gastos comunes de la Comunidad se da cuenta de la ratio de aportación por cada habitante dando el resultado siguiente: A Álava le ha tocado transferir a la caja común vasca 4.261,64 euros con un 15,40 porcentual de incremento respecto al año anterior, mientras que Vizcaya y Guipúzcoa lo han hecho, respectivamente, con un –4,98 porcentual y 3.510,46 euros/habitante, y el 1,49 por ciento de aumento con 3.749,58 euros/habitante, siendo la media de aportación por habitante de 3.694,58 lo que no está nada mal en términos de expolio de bolsillos. Es decir, que cada alavés ha aportado entre quinientos y setecientos euros más que sus compañeros en vasquidad. No voy a referirme al grado de ejecución en Álava de obras, regadíos etc, ni a compararlo con lo realizado en las otras provincias hermanas, para no extenderme. Pero adivínenlo. Sólo un dato que afecta a la salud: Los alaveses hemos duplicado en número de habitantes desde hace treinta años, complicándose el panorama sanitario por un vertiginoso envejecimiento de la población y la llegada de gran cantidad de población inmigrante con unas fenomenologías que prefiero omitir. Sin embargo, el número de hospitales no sólo no ha aumentado, sino que, si incluimos la oferta sanitaria privada, se ha reducido. Además, a nuestros médicos se les distrae con los consiguientes cursos de euskaldunización, mientras existen unos déficits de especialistas de escándalo. Han crecido de forma exponencial las listas de espera, como nunca se había conocido. Nos privaron de un geriátrico que estaba ya construido para instalar en él la sede del Gobierno Vasco. No hay pediatras ni atención residencial a los enfermos crónicos, etc. Y a pesar de eso tenemos que aguantar el insulto a la inteligencia de que, no obstante, estamos mejor que en otras partes de España, que es cierto. Lo que ocurre es que, normalmente, el progreso es igualar hacia los que están mejor, no socializar la pobreza. Esto último era lo que hacía el régimen soviético a quien cada vez nos parecemos más. Sinceramente. En consecuencia. Para este recado igual es mejor que acaben de una vez con la actual división territorial de carácter histórico y nos mezclen de forma homogeneizadora a todos los vascos como pretende Ibarretxe y Otegui. Así no habrá distinciones, ni tan siquiera en el diferencial del esfuerzo fiscal por habitante que resulta un escarnio para los alaveses. Y muerto el perro se acabará la rabia. Navarros: aprended en cabeza ajena.
jueves, marzo 01, 2007
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