viernes, marzo 02, 2007

Felix Arbolí, Estudio sobre la inmigracion incontrolada

sabado 3 de marzo de 2007
ESTUDIO SOBRE LA INMIGRACIÓN INCONTROLADA
Félix Arbolí

Y A estamos empezando a darnos cuenta del peso que estamos soportando por la indiscriminada e incontrolada entrada de inmigrantes a nuestro país. Según la prensa nacional “El mercado de trabajo español no es capaz de absorber toda la mano de obra inmigrante que llega a nuestro país. De hecho, durante el cuarto trimestre de 2006 la tasa de paro en el colectivo de trabajadores extranjeros subió hasta el 11,8 % y afectó a un total de 110.100 personas, mientras la de españoles descendió hasta el 7,7%.” (Diario “El Mundo”, del jueves 23 de febrero). En dicho artículo, se comenta asimismo que según el estudio del Indicador Laboral de Comunidades Autónomas, publicado por IESE-ADECCO, la tasa de paro entre la población inmigrante se ha incrementado pese a que, durante el citado periodo, dos de cada tres nuevos empleos fueron asignados a personas extranjeras, con lo el aumento en la ocupación del colectivo inmigrante ha sido quince veces mayor que el de los españoles. Es decir, que a costa de nuestras anteriores prestaciones sociales están cobrando el paro 110.OOO extranjeros, ya que ellos pocos años han tenido para cotizar y sin embargo gozan de seguridad social, prestaciones sanitarias gratis, subsidios, ayudas a escolarizaciones, casas de escasa renta y otras bagatelas que no perciben muchos españoles que andan tirados por las calles por falta de un empleo perdido tras la llegada de una mano de obra barata y sin complicaciones laborales. Una mano de obra no cualificada y falta de la debida preparación profesional, que empresas poco escrupulosas contratan para trabajar en puestos que les costaría el triple si tuviera que desempeñarlo un español preparado y adecuado. El resultado, lo estamos viendo a diario en las noticias, accidentes en trabajos de riesgos, en la mayoría de los casos inmigrantes, que pierden la vida en obras y estructuras de gran responsabilidad y peligro. La empresa, en numerosas ocasiones, subcontratas de grandes obras, se ahorra tener que pagar a un personal especializado que le costaría un salario triple, unas medidas de seguridad que les exigirían los propios interesados o sus sindicatos y en algunos caso, no tener que pagar a la Seguridad Social, ya que figuran en períodos de pruebas y cuando éste vence y tienen que pasar a la fase de contratación legal, lo despiden y contratan a otro en idénticas condiciones. Así llegamos a un suma y sigue de incumplimiento de las leyes laborales en beneficio exclusivo del abusivo empresario, que no es nada extraño se incorpore con sus millonarios beneficios a los consejos de administración de bancos y otras entidades de reconocido y avalado futuro en las cotizaciones bursátiles. ¿Las víctimas?: los desgraciados accidentados que pierden su vida y dejan truncadas sus ilusiones de un futuro más digno para su familia y los españoles especializados que se ven obligados a un paro vergonzante y ruinoso al no poder atender sus necesidades familiares, a pesar de las numerosas y continuas grandes obras que se realizan. Al parecer, es la meta prioritaria que se imponen nuestros ejemplares políticos.¿ Por qué será?. La noticia más comentada de nuestra actualidad es la que tiene como protagonista al famoso “ladrillo” que se convierte en oro, como si se tratara de la buscada y nunca hallada “piedra filosofal” de nuestros antiguos alquimistas. A esta situación, un tanto preocupante, parece no darle importancia nuestro gobierno, que continua impertérrito lanzando cantos de sirenas a diestro y siniestro en los países exportadores de inmigrantes, futuros votantes, piensan ellos, del partido que les trajo a este engañoso paraíso. Caldera, nuestro flamante y repeinado ministro de Trabajo, con cara de niño bueno, lo ha hecho en Ecuador, donde ha lanzado la onda expansiva de que necesitamos doscientos mil ecuatorianos más, como si no fueran suficientes ya, yo diría excesivos, el millón de ciudadanos de este país que ya tenemos en nuestras casas, negocios e industrias, entre los legales e ilegales. En Bolivia, su enorme sentido de la responsabilidad, ha tocado el silbato de salida al maratón que se avecina y que ya estamos soportando, al indicarles que muy pronto necesitarán visados para su entrada en España, con lo que ha impuesto un fuerte acelerón a esa carrera inacabable largo tiempo iniciada. Aunque me figuro que el requisito del visado no será óbice para estos ciudadanos de Evo Morales, incapaz de cumplir sus promesas electorales y mejorar las situación económica y social en el país que le eligió. Y nos llegan de todas las partes y rincones del mundo como si España fuera esa antigua y anhelada tierra de promisión que en tiempos de Moisés alentaba a los judíos confinados en el Egipto de los faraones. Y mientras, los españoles apretándonos el cinturón para absorber esta desbordante marea humana que nos invade de continuo en aviones, autobuses, barcos con problemas y pateras o cayucos. Una riada constante que llena nuestros pisos de auténticas colonias humanas, donde viven hacinados hasta treinta personas en las limitadas medidas de una casa normal y ocupan los puestos de trabajo en tiendas, bares, cafeterías, supermercados, bingos, empresas constructoras, etc, etc, sin que nos percatemos de que muchos de esos puestos han dejado a un español en la calle con todas las consecuencias que ello conlleva. Sin sopesar el aumento progresivo y arriesgado por la falta de medidas sanitarias y de seguridad adecuadas, de la prostitución femenina y masculina, hasta convertir nuestras calles y plazas en auténticos escaparates del sexo y la provocación. ¿En qué nos benefician?. En la salida de gran cantidad de divisas camufladas hábilmente hacia los países de origen, a través de esas mafias cada día más abundantes y poderosas. Sin olvidar a la “top-manta”, venta de flores y otros sacaperras que ocupan nuestras calles por jóvenes vendedores de color y en gran medida orientales, explotados bárbaramente por los que les trajeron con falsas promesas a nuestro país. Pero nuestro ministro de trabajo pide más mano de obra extranjera. Aún quedan algunas casas sin hacinamientos inhumanos, calles sin vendedores de fraudulentas mercancías y empresas que pueden aliviar sus nóminas y requisitos legales, despidiendo a los trabajadores españoles más costosos y exigentes en reclamar sus derechos laborales. ¿Por qué no dará ejemplo de su altruismo y humanidad nuestro admirado ministro y se lleva a algunos de los invitados a trasladarse a nuestro país, a que compartan su domicilio y vecindad?. Es fácil predicar desde el púlpito, sin conocer de cerca los problemas que padecen los que se ven obligados a oírle y se siente impotentes para convencerle de que está cometiendo un tremendo error. Medio millón de euros llevamos, hasta el momento, gastados en intentar solucionar los problemas y necesidades de los rescatados en aguas ajenas a nuestra jurisdicción, que viajaban en el “Mariner I”. Como quijotes, nunca escarmentaremos, acudimos solícitos a solucionar un problema que no nos incumbía y luego todos los países implicados, los que lo tenían bajo su jurisdicción y los que dejaron salir de sus fronteras en esas condiciones a esos trescientos inmigrantes, se lavan las manos y no se hacen cargo de sus probadas responsabilidades. Nos están llegando desde la India y Pakistán, países tan lejanos y desconectados de nuestra realidad y encima musulmanes en la mayoría de los casos, auténticas oleadas de individuos que han elegido a España como una “Jauja” real. Algo nada extraño y digno de tenerse en cuenta, si pensamos en la obstinada obsesión que tiene el mundo de la Media Luna por el añorado “ Al An-dalus” y que de estas zonas proceden en su mayor parte los terroristas y mártires de Alá, que intentan con sus atentados suicidas y catástrofes provocadas islamizar al mundo por la fuerza de las armas y el terror. Estamos metiendo en casa a nuestros posibles y fanáticos enemigos, por un absurdo sentimiento de solidaridad del que se aprovechan impunemente los países que se liberan de personas molestas y los líderes del crimen que introducen sus peones con toda facilidad en sus objetivos. Más aún, recibiendo nuestra eficaz ayuda para que lleguen sin problemas y se encuentren cómodos y atendidos. Lo único que falta es que le enseñemos a manejar los explosivos, para que no fallen en el intento. He de aclarar, por supuesto, que no todos son de esa calaña, los habrá también que vienen cargados de ilusiones y buenas intenciones. ¿A qué es debido esta curiosidad y empeño de indios y pakistaníes por España?. ¿Quién se ha preocupado de organizar tan larga y difícil travesía hasta encontrar al humanitario buque español que le haga finalizar su viaje y llegar a la meta trazada sin la menor dificultad?. Lógicamente, lo del “Mariner I”, vergonzoso para esos países que reniegan y no aceptan la repatriación de sus propios ciudadanos, es un efecto llamada para otros buques que las mafias y otras organizaciones que no se mencionan tienen preparados para lanzarlos a la procelosa aventura de atravesar tanto mar, buscando esa “hada madrina” con tricornio que los acojan y ayuden hasta su posterior entrega a las humanitarias ONG que se exceden en sus cuidados para que se encuentren lo más cómodos posible. Según noticias de prensa, fiables y documentadas, cerca de cuatro mil asiáticos esperan en Guinea Conakry para dar el salto a las islas Canarias. ¡Lo que nos faltaba!. El resto es de todos conocidos, ante la imposibilidad de devolverlos a sus lugares de origen, aunque el gobierno diga que se está intentando con éxito, se trasladan a la Península, para vagabundear y dar salida a falsas mercancías o colocarse en empresas fantasmas e incluso legales que abusando de su precaria situación los contratan para explotarlos sin la menor consideración. Como últimos datos de mi artículo, unas cifras obtenidas de fuentes oficiales. Los extranjeros aportan un quince por ciento del total de los nacimientos. Los niños nacidos de una pareja mixta suponen un doce por ciento más aparte en ese total. No están incluidos en este porcentaje los hijos habidos en este tipo de parejas que no figuran como casadas. En la actualidad, oficialmente, sin tener en cuenta a esa enorme cantidad no censada ni legalizada, hay ya más de seis millones de extranjeros conviviendo con nosotros en un plano de regalada igualdad. En los datos expuestos no se han tenido en cuenta los hijos nacidos aquí de padres extranjeros que llevan ya bastante tiempo entre nosotros, pues en su censo o partida, figuran como españoles a todos los niveles. Se presupone que para el año 2.050, si antes no se han cargado al Planeta como predicen los más pesimistas, habrá en nuestra patria una población cuyo censo estará formado por un tercio de extranjeros. Claro, que esto se supone, sin tener en cuenta a los “Mariner” que podamos encontrarnos a la deriva, los europeos del Este, que han encontrado entre nosotros un auténtico filón para hacerse millonarios sin grandes esfuerzos y esos aviones que nos llegan de allende los mares cargados de turistas que no regresarán a sus lugares de procedencia. La única esperanza que nos queda y sobre todo a nuestras generaciones posteriores, es que al quedar vacíos esos países tras su descarga intensiva en nuestras ciudades y playas, podamos ocuparlos nosotros y con nuestros ya demostrados métodos de trabajo y superación de dificultades, hagamos rentables esas tierras que la ignorancia, el abuso de autoridad y la indolencia del indígena, han dejado vírgenes y no explotadas convenientemente para que la naturaleza ofreciera su premio acostumbrado al que sabe tratarla y laborarla. Bienvenido el honesto y activo inmigrante que viene a nuestra patria para trabajar honradamente, con la misma ilusión e intensidad que lo hace el indígena. Bienvenido el que no ha tenido oportunidad de aprender un oficio o trabajo en su país por falta de ofertas y dedica su tiempo y energías en aprenderlo y ejecutarlo aquí con la debida y adecuada responsabilidad. Pero nos sobran y son mayoría, cada día más intolerable, los que nos han elegido como proveedores de sus caprichos y comodidades “sin dar el callo”, timándonos descaradamente, imponiendo sus extrañas maneras de vivir, pensar y obrar y chupando de la teta sin haber tenido arte ni parte en ese parto. Esos sin más dilaciones a sus países de procedencia y si allí no los quieren, dejárselos en sus límites territoriales, que Dios dijo hermanos, pero no primos y la caridad bien entendida empieza por uno mismo.¡Pero ya, que mañana será demasiado tarde!.Es fácil de hallarlos en calles, plazas y otros sitios donde intentan camuflarse entre la población activa, pero si nos proponemos, no lograrán engañarnos. Ya estamos hartos de vagos, maleantes y fanáticos peligrosos, que hasta nos resultan costosos cuando los descubrimos y tenemos que juzgar en esos mastodónicos escenarios que hay que improvisar para ejercer la Ley y esclarecer su culpabilidad. ¿Estamos tan sobrado de dinero como para invertir tan elevada cantidad de millones en arreglar los problemas y circunstancias de esta inmigración que no nos favorece ni necesitamos?. ¡Con la cantidad de obras benéficas, mejoras sociales, nuevos hospitales, nuevas carreteras y más puestos de trabajos disponibles para nuestros ciudadanos que podríamos conseguir con ese dineral!.

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