miércoles, marzo 21, 2007

El capitolio de Luis Fernandez

El capitolio de Luis Férnandez
Santi Lucas

21 de marzo de 2007. Ha tardado sólo dos meses en impregnarse de grandeza y bambolla, de adobo y relumbrón. Su antecesora, Carmen Caffarel, frecuentaba hasta la monserga la calificación de "histórico" en todo lo que tocaba y todo lo que hacía. Y, efectivamente, acreditó durante su mandato las marcas más nefastas de mala gestión registradas en la historia de RTVE. Ya es agua pasada, leyenda de costurón. Luis Fernández tiene muchas cosas que arreglar, que enmendar y que corregir, pero empieza por lo superfluo, por el encargo de un edificio que le recuerde en la posteridad, que simbolice su impronta, que encarne su huella indeleble.Luis Fernández ha comparecido ayer por primera vez en el Parlamento, y ayuno de otra novedad que ofrecer sobre RTVE a sus señorías ha hecho de la nueva sede el lema fundamental, el objetivo máximo, el propósito más meditado, la aspiración material de esta nueva etapa. ¿Qué otra cosa más importante y urgente puede necesitar y anunciar hoy para RTVE que un nuevo edificio "al que todos miren y reconozcan como su casa"? De momento, los ciudadanos hemos empezado a mirar fijamente a Fernández, y no muy bien. A Fernández el consenso, como a Dinio con la noche, le confunde y le obnubila.Radiotelevisión Española es un servicio público que atraviesa una profunda crisis de identidad, de razón de ser, de crédito público, de interés social. Tanto hito histórico vivido por RTVE en los últimos años le ha dejado extenuada, empañada, ajada y deprimida. Haría falta un mensaje tonificante y más seductor para el Parlamento y para los accionistas de esta devaluada empresa pública que el del ladrillo monumental y artístico, y un revulsivo más útil y eficaz que el de levantar un nuevo capitolio, eso sí "diseñado por alguno de los arquitectos españoles de vanguardia con gran proyección internacional". La radiotelevisión pública estatal del siglo XXI, arropada en una nueva Ley que se ha tardado 26 años en parir, estrenando las galas de una nueva estructura jurídica y mercantil, inaugurando el control parlamentario, no tiene otra rúbrica, otra señal de esperanza, otra entraña que anunciar la creación de la nueva sede. Tan satisfecho se quedó ayer Fernández de la buena nueva que la publicó de inmediato en la página web de RTVE con grandes caracteres y como única referencia de todo su discurso ante el Congreso de los Diputados. Como demuestra desde el primer día, Fernández está encantado otra vez de haberse conocido.

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