Edurne Uriarte, La mentira

sabado 3 de marzo de 2007
La mentira
Por Edurne Uriarte
«Merecemos un Gobierno que no nos mienta» dijo Alfredo Pérez Rubalcaba la tarde de aquel día 13 de marzo. El Inspector Jefe de la UCIE, unidad especializada en terrorismo islamista, declaraba este jueves en el juicio del 11-M que el día 13 la policía aún no tenía la certeza de que fuera un atentado islamista. Que la vía de ETA seguía abierta. Hasta los sucesos de Leganés. O, lo que es lo mismo, quien mentía el 13 de marzo no era el Gobierno sino Rubalcaba.
Aquella mentira le fue útil a su partido para ganar las elecciones al día siguiente y a él mismo para llegar a donde está, al ministerio del Interior. La mentira sobre De Juana les llevará más bien en la dirección contraria. Y no se entiende que alguien tan inteligente como Rubalcaba haya aceptado pasar a la historia de la política española como el símbolo del montaje con esa humillante representación del jueves continuada con una entrevista no menos lacerante para su prestigio, ayer, en la SER.
Ni los más fieles votantes socialistas pueden aceptar la confusión entre enfermedad y huelga de hambre. O la comparación de este caso con los excarcelados por enfermedad. O el segundo grado cumplido como tercero, en lo que parece un abierto fraude de ley. O la prioridad de la salvación de una vida sobre la preservación del estado de derecho.
Hasta esos votantes saben que en otro caso comparable al de Miguel Angel Blanco ni siquiera este Gobierno cedería al chantaje. Y Miguel Angel Blanco volvería a morir. Pero De Juana se va a su casa, por encima del estado de derecho. Y la mentira es tan obvia que los mismos analistas y opinadores socialistas le dicen al Gobierno que esta mercancía es infumable. Que cuente lo de la negociación, que es la única forma de que los ciudadanos acepten esta concesión a ETA.
Pero el Gobierno ya no puede confesar nada a estas alturas. Porque la mentira humanitaria sobre De Juana es una pequeña parte de una mentira mucho mayor que es la propia negociación. La negociación con un precio político del que De Juana representa una menudencia. La primera más claramente visible y la que llevará al desenmascaramiento de todas las demás.