Racistas pero no racismo en USA
VALENTÍ PUIG
Jueves, 23-10-08
LA noche más larga para Harry Truman fue cuando, habiendo llegado a la Casa Blanca al fallecer Roosevelt, se presentaba frente al republicano Dewey. Antes de la convención demócrata, Truman ya iba tan por debajo en las encuestas que en el partido demócrata se plantearon otra candidatura. Así transcurrieron las cosas hasta noviembre. Finalmente, Truman ganó. Se hizo célebre la foto en la que, con una sonrisa de oreja a oreja, Truman sostiene un periódico de Chicago con el titular: «Dewey derrota a Truman». El giro electoral había sido espectacular. El «Chicago Tribune» la pifió totalmente. Acaba de declarar su apoyo a Obama: es la primera vez que -según el «Wall Street Journal»- apoya a un candidato demócrata en sus 161 años de historia. Ahora algunos republicanos piensan en una noche que fuera como aquella, con McCain vencedor frente a un Obama que ayer -según Reuters- llevaba diez puntos de ventaja, manteniéndose la racha de situarse por delante, con predominio en las predicciones sobre el resultado en términos de Colegio Electoral: de 538, 313 se adjudican ahora mismo a Obama, 174 a McCain y 51 todavía están en el aire. La cifra mágica es 270. Gane o no, el partido republicano ya no será el mismo.
De manera que los demócratas buscan compensar una autosatisfacción que siempre es contraproducente, porque el electorado fiel se confía demasiado, da por hecha la victoria y ya no va a votar. Mientras tanto, la campaña de Obama anda incluso sobrada de dinero. El director de «Newsweek», Fareed Zakaria, ha respaldado a Obama, como Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal, en plan de consejero muy próximo y garante del rigor fiscal. También «The Times» de Londres apoya a Obama. Es propiedad de Rupert Murdoch, a la vez dueño de la cadena «Fox News» de la que Obama viene quejándose a lo largo de la campaña. Para muchos ha sido una sorpresa que el republicano Colin Powell también dé su apoyo a Obama. Visualiza la quiebra de la unidad de conservadores y moderados en las filas del Partido Republicano. Powell es un republicano al estilo Rockefeller, especie moderada y casi diríamos que perseguida en los años de la administración Bush jr. Nelson Rockefeller fue vicepresidente con Gerald Ford y representaba una suerte de centrismo republicano que tenía por precedente -entre otros- lo que Eisenhower llamó «republicanismo moderno». Powell salió de mala manera del Departamento de Estado y, como miembro eminente de esa clase media negra que se hizo en el esfuerzo del sueño americano, declara su preferencia por un Obama que nació en la meritocracia y ha llegado a ser una personalidad del «establishment». Se especula mucho con el voto oculto anti-negro: claro que en los Estados Unidos existen racistas, pero es injusto afirmar que hay racismo.
De perder las elecciones, McCain podrá decir que los nuevos tiempos se lo han llevado por delante. Con su coraje e integridad ha acabado por representar el pasado; mientras que Obama, siendo una incógnita notoria, induce a la percepción de un estilo para el nuevo siglo. En el último debate, McCain parecía el joven aspirante impaciente y agresivo; Obama mantenía esa distancia mayestática que, en caso de derrota, le permitiría hacer fortuna publicitando productos de estilo «cool». Es como esos instrumentistas de jazz que no se despeinan ni agitan después de un largo solo. McCain en cambio se enzarza con la partitura y acaba perdiendo el aliento. Según los análisis demoscópicos del «Pew Center», aumenta la pérdida de confianza en McCain, entre otros factores por su expresión temperamental. Cruel situación para un hombre de grandes virtudes públicas y de vocación política de acero. Le espera una larga noche de noviembre.
¿Sería Obama un presidente tan irregular como Carter o un dispendioso desbocado a la manera de la Gran Sociedad de Johnson? Quizás se espera demasiado de él. Ya se habla de su visión, pero por ahora lo que vemos es una estilística, un saber estar, un lenguaje corporal y una elocuencia que consigue efectos de emocionalismo. De hecho, salvo los presidentes que revalidan un primer mandato, el oficio de liderar la nación americana -le corresponda a Obama o McCain- se aprende básicamente en la Casa Blanca.
vpuig@abc.es
http://www.abc.es/20081023/opinion-firmas/racistas-pero-racismo-20081023.html
miércoles, octubre 22, 2008
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