Incógnitas forales
30.10.2008
KEPA AULESTIA
El cruce de reproches entre UPN y el PP sobre quién tiene la culpa de la ruptura entre ambos constituye un recurso ciertamente eficaz para que uno y otro puedan eludir durante un tiempo la pregunta del «¿qué hacemos ahora?». La opción fomentada por Miguel Sanz de dotar a su partido de autonomía plena para fijar en cada caso sus alianzas, sea con los socialistas o con los populares, lo afianzan en el gobierno foral y al frente de numerosos ayuntamientos durante los próximos dos años y medio, hasta los comicios autonómicos y locales de 2010. Pero sólo la reválida del entendimiento con el PSN-PSOE podría asegurar a partir de esa fecha su continuidad en el Ejecutivo navarro. Una continuidad que, por otra parte, podría requerir un gobierno de coalición con los socialistas como exigencia de éstos para la nueva etapa. Lo que representaría, en realidad, una renuncia obligada a la autonomía de la que hoy puede jactarse, aunque no sin dificultades, Sanz. Porque es más que probable que la sombra de un eventual acercamiento entre los socialistas y las formaciones del nacionalismo en Navarra vuelva a poner contra las cuerdas a UPN tras las próximas elecciones.
Por su parte, la apertura de una sede virtual que permita la adhesión al PP en Navarra preludia un lento proceso de encuadramiento y organización de su nueva estructura regional, tarea cuya culminación nadie parece estar en condiciones de pronosticar. Las invitaciones a la deserción, dirigidas a los afiliados de UPN abiertamente disconformes con las decisiones de los órganos de dirección de esta formación, sólo podrían surtir efecto si en la organización foralista se produjera un cisma. De lo contrario, el PP navarro se verá obligado a integrar fundamentalmente a personas ajenas a UPN, anónimas y sin antecedentes políticos, mediante un esfuerzo de captación laborioso en una comunidad tan pequeña. Una tarea que sólo podría verse favorecida por la proximidad de las elecciones europeas, en las que el PP apelará al voto útil frente a la imposibilidad de UPN de mantener en solitario el escaño que obtuviera en Estrasburgo dentro de la lista popular. Es presumible que las elecciones al Parlamento de Navarra y a los ayuntamientos sean terreno favorable a UPN frente al PP, y que ocurra lo contrario con generales y sobre todo europeas. Pero todo dependerá de hasta qué punto la crisis desatada entre ambas formaciones afecte a su credibilidad y las erosione. Una UPN aparentemente compacta pero en cuyo seno se susciten serias dudas respecto al futuro de sus alianzas podría entrar en crisis en cualquier momento. Un PP incapaz de asentarse en Navarra con cierto decoro acabaría endosando la responsabilidad de la ruptura con UPN al personalísimo liderazgo ejercido por Mariano Rajoy.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081030/politica/incognitas-forales-20081030.html
jueves, octubre 30, 2008
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