viernes, octubre 31, 2008

Fernando Fernandez, La saga fuga de ZP

La saga fuga de ZP

FERNANDO FERNÁNDEZ

Viernes, 31-10-08
LE había prometido a un amigo que esta semana iba a escribir de la ley de dependencia, una promesa incumplida que tantas expectativas había generado. Los hechos demuestran que se está quedando en una inmensa operación de propaganda, por la sencilla razón de que la Memoria económica fue deliberadamente insuficiente y se confiaba en que una recaudación fiscal abundante permitiese aumentar progresivamente los recursos disponibles. Pero vino la crisis y la respuesta ha sido endurecer los requisitos administrativos y burocráticos para limitar el gasto, frustrando las esperanzas de un grupo social especialmente necesitado de transparencia y confianza. Resultado, los ciudadanos más débiles desconfían un poco más de los políticos y el Estado erosiona aún más su menguante credibilidad.
Estas pequeñas preocupaciones mundanas no parecen desviar la atención de nuestro presidente, que le ha cogido a la política exterior el gusto del converso. El título de la novela con la que en 1972 Torrente Ballester ganó el premio de la crítica describe perfectamente el episodio de la posible presencia española en la reunión de Washington. Nos hemos lanzado a una campaña política internacional que desconoce las reglas de juego al uso, sometido a nuestros aliados a una presión sin igual de la que espero algún día sabremos el coste y arriesgado a un ridículo supino si finalmente no estamos. Y todavía no sabemos si para defender los intereses de España, o los de la socialdemocracia mundial. Pero lo peor es que una vez más estamos utilizando la política internacional con fines domésticos partidistas.
La última información disponible es que España podría acudir, si acaso, como representante de los países latinoamericanos del G-20. Suena muy bonito, pero consagraría una situación que conoce bien la administración económica española. Nuestro país comparte silla en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial con México, Venezuela y los países centroamericanos, lo que quiere decir que cuatro de cada seis años nuestros intereses están representados al más alto nivel por funcionarios de esos dos grandes países. Es evidente que es una posición embarazosa porque, más allá de los conflictos económicos con el actual régimen venezolano, los intereses de la Unión Europea y los de América Latina en esos foros no siempre confluyen: no es lo mismo ser deudor que acreedor, no es lo mismo estar vinculado al dólar que al euro, no es lo mismo exportar bancos que importarlos, exportar petróleo que importarlo, y así miles de ejemplos. La utilización de este artificio franquista para acudir a Washington, la mera idea de proponerlo, es la mejor constatación de que lo único importante es la foto. No es posible tener programa ni propuestas propias como representante eventual de un colectivo de países cuya inserción en la economía global es radicalmente distinta a la española. La búsqueda de una foto presidencial para su my-space particular plantea una interrogante mayor, ¿quién nos va a tomar en serio alguna vez si no lo hacemos nosotros mismos y estamos dispuestos a vestirnos de lagarterana para cenar en la Casa Blanca? Política exterior es precisamente lo que no tenemos, constancia y consistencia en las reivindicaciones. Les invito a visitar la hemeroteca y encontrar una sola vez anterior a junio de este año en que el presidente Zapatero haya hablado de la importancia de estos foros económicos multilaterales. Pero si hasta ayer habían sido «delirios de grandeza de Aznar», «sueños imperiales de un pequeño Napoleón».
Seamos patriotas y supongamos que estamos presentes en la cumbre, ¿qué vamos a decir por ejemplo cuando se hable de transparencia? Una vez que se nos acabe el discurso demagógico y facilón de la necesidad de democratizar el sistema financiero, de recuperar el control político -aunque sea dictatorial como en China o Venezuela- sobre el mundo económico, ¿qué cara va a poner el presidente Zapatero cuando le pregunten por qué no aplica esas recetas en casa? Tengo verdadera curiosidad intelectual por ver cómo reconcilia la exigencia de transparencia y castigo de los excesos en el capitalismo mundial con el manto de silencio y complicidad que ha extendido sobre el plan de ayuda español. No creo que tenga el valor de decir que Spain is different ni que caiga en la tentación de justificar el capitalismo de amiguetes. Sobre todo si alguien le recuerda que más del 50 por ciento del sistema financiero español está en manos de entidades públicas dominadas por políticos.

http://www.abc.es/20081031/opinion-firmas/saga-fuga-20081031.html

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