miércoles, octubre 29, 2008

Hermann Tertsch, Mustafá y los memos

Mustafá y los memos

HERMANN TERTSCH

Jueves, 30-10-08
CREO que pocos análisis, pocos comentarios, pocos gestos pueden reflejar con mayor aproximación y tanta grandeza los sentimientos de millones de españoles en los tiempos que corren que la gran portada que nos regaló ayer el venerado Antonio Mingote en la portada del ABC. Todos los días nos dejan un mensaje nítido y elocuente en el que los españoles razonables, trabajadores, leales y decentes son tachados, con rutinaria crudeza, de auténticos gilipollas. Resulta muy cansino enumerar los insultos que reciben, porque son, ya digo, diarios. Un día después de que se le otorguen cinco minutos de gloria a un alcalde payaso en las escaleras de la Audiencia Nacional, llega al mismo escenario de la desdicha de pantufla un independentista catalán marroquí -si quieren se lo repito-, y nos habla en español, por equivocación. Mustafá Shaimi se llama este catalán indómito que quiere quemar la monarquía -la española, se entiende- y que ha sido absuelto con sus amigotes por ofensas al Rey, a la jefatura del Estado. Me habría encantado estar con él en Casablanca en una vista sobre injurias al Rey. Nos habríamos divertido tela haciendo jerigonzas con el juez sobre quemas de fotografías y la lengua que queremos, podemos o tenemos que hablar ante el tribunal. Pero no se trata de eso. Aquí tenemos un Estado de Derecho que tiene la servidumbre de tratar a la gentuza como si fuera gente decente. Antes, durante y después de los juicios. Los que siempre lo defenderemos somos muy conscientes de que esto nos obliga a tragar ciertos sapos difíciles de digerir. Pero hay ocasiones en los que se nos pone cara de imbécil. Y cada vez somos más los que creemos que defender el estado de derecho y hacer el gilipollas no tiene por qué ser lo mismo. Al menos no siempre. Pero cada día, me da la impresión, se nos pone más cara de memos.
Resulta que el juez le hizo una pregunta en castellano al segador de Alhucemas y éste, despistado como estaba, le entendió y contestó en la misma lengua. Antes se había anulado un juicio previo a dos acusados de ofensas a la Jefatura del Estado porque no habían tenido intérprete al catalán durante un juicio en la Audiencia Nacional en Madrid, Spain. El memo del moro rectificó, se pudo a chapurrear catalán y se excusó por hablar mejor castellano «ya que es la única lengua que me han dejado estudiar». Mustafá es víctima de la represión lingüística que se ejerce contra los heroicos catalanoparlantes. Pobre chavalillo este inmigrante que ha tenido que aprender su amada lengua catalana en la clandestinidad. Es que no tenemos corazón. La culpa es del Rey de España. Asumida la triste historia de los niñatos víctimas del Estado represor que quemaban imágenes de Don Juan Carlos y Doña Sofía, sin disimular sus ganas de quemarlos en persona cuando se de la ocasión, la Fiscalía concluyó que todo había sido un acto más o menos simpático y el juez tuvo que absolverlos. Mustafá tendrá pronto calle en Gerona, perdón Girona. O quizás en Zaragoza, mmmm, perdón Zaragoza, cuando la historia haga justicia a nuestros chiquillos

http://www.abc.es/20081030/opinion-firmas/mustafa-memos-20081030.html

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