jueves 30 de octubre de 2008
No es sólo el coche de Benach
Wifredo Espina
A UNQUE haya levantado escándalo, el problema no es el coche de Benach, presidente del parlamento catalán. El verdadero problema son los muchísimos coches oficiales, de los benachs y no benachs , que pululan por todo el país, con sus respectivos chóferes. Y que con las autonomías -en que han aparecido reyezuelos como setas- se han multiplicado exponencialmente.
No se trata de cuestionar el Estado Autonómico, pero es hora de que se haga público lo que cuestan la administración del Estado y las distintas administraciones autonómicas. Y que se aclare si el aumento de los gastos que suponen las autonomías , se ha visto compensado por una correspondiente disminución de los costes en la administración central o, por el contrario, se ha añadido a los mismos.
Pero aún es más importante que se calcule y se denuncie lo que despilfarran unas y otra. De ahí vendría el gran escándalo. No sólo del coche de Benach, que, a fin de cuentas, es el chocolate del loro. Los grandes derroches del dinero público se producen en el aumento disparatado de funcionarios, en las reformas caprichosas de ministerios y consellerias, en los viajes injustificados, en los actos de protocolo, en los informes inútiles, en las comisiones, en las dietas y regalos sin sentido.
¿Quién controla todo esto? Instituciones para ello las hay, pero su politización, su ineficiencia e incluso su complicidad, les lleva al silencio, a no comprometerse, a no desenmascararse a sí mismas, ya que con frecuencia chupan del mismo bote.
El coche del president Benach, por cuyos nueve mil euros de supuesto exceso en accesorios ha tenido que pedir perdón y retirarlos por la presión mediática, no puede ser la tapadera ni la excusa para no entrar a fondo y airear el despilfarro generalizado en el Estado y en las Autonomias.
En el panorama general, el caso del “coche de Benach” es una anécdota. Y la reacción del president, entre populista e ingénua. Populista, por aprovechar la ocasión para apuntarse el tanto de buena persona que pide perdón y devuelve el juguete al amigo. E inegénua, porque si realmente, como dice, se trataban de instrumentos necesarios para su trabajo durante las muchas horas que pasa en el coche, ¿por qué los ha mandado retirar?
Más grave resulta lo que se desprende de su declaración, cuando dice que ha pedido que, “mientras no cambie la actual cuyuntura económica, se suspenda la renovación automática de vehículos adscritos a los cargos representativos del Parlament”, y que “a partir de ahora, la renovación de coches oficiales será analizada caso por caso, atendiendo al kilometraje y a su estado general de conservación”. ¡Increible!. ¿Resulta que hasta ahora se hacía la “renovación” de la flota de forma “automática” y no de acuerdo al estado de cada coche y de su kilometraje? ¡Esperpéndico!
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4888
jueves, octubre 30, 2008
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