jueves, octubre 30, 2008

Demetrio Pelaez, juzgados, jueces y sentencias extrañas

viernes 31 de octubre de 2008
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILODe

juzgados, jueces y sentencias extrañas

No todas las sentencias judiciales son respetables, y nada o poco de extraño hay en ello. Al fin y al cabo, los jueces son sólo personas normales que tienen días buenos y malos, hijos que no dejan dormir, hipotecas que nublan las neuronas, padres enfermos y botelloneros montando bulla debajo de sus ventanas. También los hay que respiran más con el pulmón derecho que con el izquierdo, o al revés, y bastantes habrá, seguro, envenenados por un sinfín de filias y fobias.

¿Todas las actuaciones judiciales deben de ser respetables? ¿A santo de qué? Así, que una etarra de casi 50 años lleve tres meses fuera de la cárcel porque a la moza le apetece quedarse embarazada y pidió someterse a un tratamiento de fertilidad, suena a cachondeo puro y duro, y más cuando a presos comunes del sector pringaíto se les deniega a veces salir unas horas para visitar a un padre moribundo. El de la etarra con ansias maternales tardías es sólo un caso de muchos cientos, porque todos estamos hartos de ver cómo terroristas de gatillo fácil cumplen sólo una ínfima parte de la condena porque en la cárcel aprovecharon los ratos de ocio para analizar las arengas delirantes de Sabino Arana, lo cual da muchos puntos a la hora de conseguir redención de penas. Esas decisiones judiciales serán muy respetables para los palmeros de la metralleta, pero no para la mayoría de los españolitos.

Lo mismo ocurre con la tristemente legendaria lentitud de una Justicia en la que cada vez menos ciudadanos confían. Si los sucesivos Gobiernos de la democracia se hubiesen preocupado más por mejorar esta parcela y sacar a los juzgados de la edad de piedra, de aquellos vientos no estaríamos sufriendo estas tempestades, pero ya se sabe que las prioridades de quienes administran los dinerillos públicos no suelen coincidir con las exigencias ciudadanas e infinidad de ciudades (en Santiago sabemos mucho de eso) llevan lustros clamando por nuevos equipos y profesionales.

El colapso judicial es evidente y los jueces, al menos los que trabajan a destajo, tienen motivos sobrados para estar más quemados que el palo de un churrero, pero por desgracia su cabreo almacenado sólo ha estallado con intensidad plena cuando un colega, el tal Tirado, ha sido puesto en entredicho no sólo por la sociedad en su conjunto, sino por el mismo Gobierno y por los generales del poder judicial, que han cuidado muy mucho de no hacer pupa al responsable directo del lamentabilísimo caso Mari Luz. Al parecer, que un asesino de niños estuviese en la calle porque nadie se preocupó en hacer efectiva una sentencia es una cosa de lo más normal en este santo país.

Que se creen pronto, de una vez, los juzgados necesarios. Y, una vez creados, empecemos a exigir eficacia y rapidez en el ruedo judicial, porque la falta de medios es un hecho, pero no menos verdad es que bastantes funcionarios de casi todos los ámbitos tienen una infinita capacidad para protestar y una terrible propensión al estrés laboral en cuanto sobrepasan las 30 horas semanales. Una pena.

http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1053&idNoticiaOpinion=359530

1 comentario:

Anónimo dijo...

Demetrio, tienes mas razón que un Santo.
En Barbastro te apreciamos