martes, octubre 28, 2008

Ferrand, No tan afortunado

No tan afortunadas

M. MARTÍN FERRAND

Martes, 28-10-08
CLAUDINA Morales, la nueva presidenta de Coalición Canaria, CC, puede estar contenta. Es la primera mujer que encabeza y lidera en España un partido nacionalista con aires centrífugos, vocación soberanista y, naturalmente, la prédica de grandes agravios recibidos por la acción del Estado. A tal punto llegan esos «agravios» que el IV Congreso de CC, lanzadera de la majorera Morales, ha proclamado que el Estado español «debe ser leal con la Nación Canaria y no desleal como hasta ahora». Cada cual es muy dueño de decir lo que se le antoje; pero a ciertas edades, y en funciones de representatividad política -CC gobierna en Canarias en coalición con el PP-, parece exigible un mínimo de seriedad, rigor y respeto a la Historia.
El presidente del PP canario, José Manuel Soria, un líder que tiende a disfrazarse de José María Aznar, fue el primero en felicitar y abrazar a la nueva presidenta de CC. Se echa a faltar alguna puntualización de su partido sobre la nueva situación insular y él mismo, a poco que se sienta parte de lo que dice ser el grupo que encabeza Mariano Rajoy, ya debiera haber marcado distancias y emitido críticas y diferencias con la que, siendo su socia, es cabeza de un soberanismo, muy de nuevo cuño, que resulta difícil de explicar, imposible de entender y que, en la tradición del caciquismo local, utiliza la insularidad, que es una mera circunstancia geográfica, como ingrediente ideológico.
Resulta especialmente alarmante que el congreso encumbrador de Claudina Morales aprobara una moción para que el día 22 de octubre pase a ser el «Día de la Nación Canaria». No sólo por lo de «nación», que no es inocente, sino porque esa es la fecha conmemorativa de la proclama de independencia que Antonio Cubillo -¿recuerdan?- lanzó desde su refugio en Argel. Hay síntomas que, en sí mismos, constituyen una enfermedad. Si Morales y su partido exigen una relación «bilateral» con España están en su derecho de hacerlo siempre y cuando no utilicen para ello el poder, la tribuna y los recursos económicos que les ha proporcionado la Constitución que ahora tratan de quebrantar.
Especialmente grave e irresponsable parece la reacción, o la falta de ella, que muestra el PP. Morales puede pretender, si ese es su capricho y se lo alientan o permiten quienes la han votado y convertido en personalidad -no la conocíamos como persona-, «un modelo confederal» para el Estado o la mismísima Luna; pero, ¿puede el PP respaldar con su fuerza representativa a un partido que, como CC, se declara y manifiesta hostil a los principios que, se supone, alimentan la formación que encabeza Rajoy? El mero hecho de que asuntos como éste, mero ombliguismo caciquil, nos distraigan de la grave situación en la que nos encontramos y que atenta contra el pan de millones de españoles, canarios incluidos, ya es una muestra de inoportuna ligereza. Si el PP no pone pies en pared habrá vuelto a perder una gran oportunidad para el afianzamiento de su respetabilidad.

http://www.abc.es/20081028/opinion-firmas/afortunadas-20081028.html

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