martes, octubre 28, 2008

Tarde y mal

29-X-2008
Tarde y mal
Cabe preguntarse si el haber dejado claro desde un primer momento la disposición del PP de presentarse en Navarra en caso de que UPN no votara en el Congreso en el mismo sentido no hubiera sido la mejor forma de preservar el pacto que hasta ahora les unía

La primera vez que el presidente navarro Miguel Sanz tanteó la posibilidad de que los representantes de UPN se desmarcaran del PP en la votación de los Presupuestos Generales del Estado, no fuimos pocos los que echamos en falta una rápida y contundente reacción de Rajoy que dejara meridianamente clara su voluntad tanto de mantener el pacto PP-UPN, como de considerarlo acabado en el caso de que los representantes navarros consumaran, finalmente, tamaña traición al mismo.

Rajoy, sin embargo, prefirió esperar y reunirse a puerta cerrada con el presidente navarro, lo cual no tenía en sí nada de criticable si esa reunión hubiera servido para que Sanz extrajera la inequívoca conclusión de que UPN dejaría de ser la representación del PP en Navarra en caso de no votar sus representantes en el mismo sentido que el resto de los integrantes del grupo parlamentario popular.

Bien fuera porque entonces Rajoy no expuso de forma tan clara esa postura, bien fuera porque Sanz lo interpretara como un farol, bien fuera porque el presidente navarro tuviera un plan deliberado y consciente de ruptura con el PP, el hecho es que Sanz siguió adelante en su propósito de que los representantes de UPN se abstuvieran en la votación de los PGE.

Aunque el diputado navarro Santiago Cervera se mantuvo finalmente fiel al espíritu y la letra del pacto PP-UPN, y votó en el mismo sentido negativo que el resto de sus compañeros del Grupo Popular, el otro representante navarro acató las directrices de UPN y se abstuvo. Aun entonces, Rajoy no salió a la palestra, siendo un comunicado del PP el que nos informaba que en este partido se daba por "suspendido" –que no roto– el acuerdo con UPN.

Este lunes, UPN daba un paso más y su Comité Ejecutivo decidía suspender de militancia a Cervera, así como a su antecesor en el escaño del Congreso, Jaime Ignacio del Burgo. Tras esta nueva bofetada política a Mariano Rajoy, ha sido la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, la que, casi veinte días despues de la decisión de UPN de abstenerse, ha anunciado finalmente de forma clara la ruptura y la consecuente puesta en marcha de los instrumentos necesarios para la constitución del PP en Navarra.

Además de señalar que los diputados de UPN suspendidos tienen, como el resto de sus militantes, abiertas las puertas del PP, Cospedal ha señalado que los populares tienen "la conciencia tranquila de haber preservado en estos meses de crisis el interés de los electores al resistirse durante tanto tiempo a la ruptura". Ante esto, sin embargo, cabe preguntarse si el haber dejado claro desde un primer momento la disposición del PP de presentarse en Navarra en caso de que UPN no votara en el Congreso en el mismo sentido no hubiera sido, por el contrario, la mejor forma de preservar el pacto que hasta ahora les unía. La sensación que nos queda es que los populares, por evitar la ruptura, incurrieron en la pusilanimidad, y ahora tienen pusilanimidad y ruptura.

Parafrasear a Churchill, en este sentido, tal vez resulte excesivo. Pero no lo es recordar el refrán español que dice "más vale una vez rojo que ciento amarillo". Por mucho que Cospedal haya dado la cara y haya salvado el honor de su partido, esta tardía reacción del PP no oculta –todo lo contrario– la falta de liderazgo de Rajoy al frente del mismo.

http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/tarde-y-mal-46105/

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