EE UU también quiere un cambio
31.10.2008
ANTONIO BASAGOITI| PRESIDENTE DEL PP DEL PAÍS VASCO
JOSÉ IBARROLAE n la recta final de las elecciones presidenciales norteamericanas el candidato Barack Obama ha cogido la delantera y ha consolidado su ventaja. En todas las encuestas que se elaboran el ganador de manera unánime es el candidato demócrata. De hecho, la campaña en estos últimos días parece confirmar esta sensación sugiriendo un escenario de victoria de Obama cada vez mayor. Varios factores así lo indican: una creciente desorientación republicana, una desbandada de insignes figuras de la Administración Bush hacia el lado demócrata, un demócrata crecido 'atacando' graneros de voto tradicionalmente republicanos, y un McCain intentando resistir y conservar feudos que pensaba asegurados.
Solamente podría haber un nubarrón en este horizonte para Obama: a las cautelas necesarias que se deben poner a los resultados que anuncian las encuestas, esta vez los analistas hablan de la posibilidad de que se reprodujera un 'efecto Bradley' -candidato de color principal favorito a ser alcalde en Los Ángeles, ganador según todas las encuestas y que finalmente perdió- que consistiría en una presunta ocultación de voto debido a incomprensibles prejuicios raciales.
A este punto Obama desarrolla unos mensajes centrados en una premisa básica: el cambio no sólo es posible sino necesario. Un cambio en las formas de gobernar, un cambio en las políticas, un cambio en las relaciones con los otros países del mundo; en definitiva, un cambio profundo. Para ello ha aprovechado las nuevas tecnologías propias de esta nueva sociedad de la información, marcando un camino que todos debemos seguir como nueva forma de comunicación, especialmente con los más jóvenes.
Sin embargo, no se crean diferencias profundas en los mensajes entre ambos contendientes. McCain también promete cambio. No es desde luego un cambio radical, pero a medida que avanza la campaña se ha ido apartando del actual presidente. El énfasis de su campaña se ha dirigido más al americano en singular, con su libertad, su paz, su riqueza y bienestar económico como prioridades. Además se ha mostrado preocupado por las clases medias y los emprendedores.
De ambas campañas, de sus contenidos y su puesta en escena, los políticos de otros países debemos enriquecernos, sacando conclusiones y aprovechando iniciativas novedosas que den resultados positivos. Es un error la simplificación por parte de algunos llamados 'progresistas' que o bien extrapolan la particular adscripción política norteamericana o bien se convierten en fogosos forofos de un candidato concreto. Todos recordamos hace cuatro años a Zapatero anunciando la victoria de Kerry. Está claro que los políticos españoles debemos ser más reflexivos y, como Gobierno de España, hay que actuar, desde luego, con una prudencia extrema.
Atendiendo a sus discursos se percibe que ambos quieren prometer cambio. No parece que la gran mayoría de ciudadanos norteamericanos está por perpetuar políticas y gobernantes que no resuelven los problemas de los ciudadanos, que crean otros, o que no son eficaces
Y a mí como político vasco lo del cambio, que es lo sustancial en esta campaña entre Obama y McCain, me provoca algunas reflexiones acerca de la alternativa y la continuidad en Euskadi, y el papel que juegan algunos de sus actores.
Cuando el Partido Nacionalista Vasco llegó al poder en nuestra comunidad autónoma el presidente de EE UU era Jimmy Carter. Casi treinta años y cuatro cambios de mandatarios norteamericanos después, en Euskadi no han cambiado ni las ideas, ni las formas, ni las políticas, ni tan siquiera el partido que gobierna. Desde entonces el mundo ha cambiado totalmente, empezando por la caída del muro de Berlín y acabando por la radicalidad islamista.
Yo, por el contrario, quiero hacer como Obama sugiere: devolver el optimismo a toda la sociedad. Me gustaría transmitir a los vascos la enorme ilusión, la gran energía y las infinitas ganas que tengo por ponerme al frente del gran cambio que en el seno de la sociedad ya ha empezado y que finalmente se va a traducir en una modificación de nuestras estructuras políticas, en especial de nuestros gobiernos. Queremos que los ciudadanos vascos puedan volver a mirar el futuro con esperanza y no con temor o resignación.
Quiero volver a situar al ciudadano vasco en el centro de la política. Hay que gobernar para los ciudadanos y con los ciudadanos. Hay que hacerles propuestas que les sean útiles, que les ayuden. Poner en marcha políticas que permitan a los vascos volver a demostrar en toda España, y en todo este mundo actual, que en esta tierra somos innovadores y tenemos iniciativa. Así podríamos incorporar dos ideas que apunta McCain: favorecer desde el Gobierno esa cualidad tan característica de nuestra personalidad vasca que es la de ser emprendedores, y por otra, rebajar los impuestos a los ciudadanos para que vivan más holgadamente
Si casi todo el mundo coincide en que de una manera o de otra EE UU debe cambiar tras ocho años de Bush y sus consecuencias, aquí tras veintisiete de PNV y diez de Ibarretxe y sus consecuencias, el cambio se debe dar con mayor motivo.
Los norteamericanos van a cambiar para mejorar. Y en función de que gane Obama o McCain el cambio será más profundo o más medido. Si llega a la Casa Blanca el candidato demócrata, además será un síntoma de normalidad de una sociedad que no se frena por los tópicos ni los miedos. En Euskadi también se acabarán superando algunas barreras cuando se vea con normalidad que pueda haber un lehendakari del PP.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081031/opinion/tambien-quiere-cambio-20081031.html
viernes, octubre 31, 2008
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