martes, octubre 28, 2008

Valentin Puig, Volatilidad con rollos primavera

Volatilidad con rollos primavera

VALENTÍ PUIG

Martes, 28-10-08
LAS Bolsas asiáticas, europeas y de Oriente Medio han recibido con acentuada volatilidad el encuentro Asia-Europa en Pekín. No fue un buen día para el exquisito pato laqueado. Los pastelillos de la suerte citaban más a Malthus que a Confucio. Un mundo globalizado bordea el campo semántico de la recesión: en Pekín, por no añadir más turbulencia, se optó por desear una relación más acertada entre el modo de regular los mercados financieros y el empuje innovador de lo global. Podrá parecer un comunicado final inane, pero al menos no preconizaba políticas dirigistas de las que arrepentirse dentro de poco. Los países en vías de desarrollo caerían en la más prolongada de las recesiones si cundiera el retorno del intervencionismo como solución a las recientes brechas del sistema capitalista. Con una Cristina Kirchner basta y sobra. Nacionalizar las pensiones privadas argentinas y lo que venga es como para merecer el premio Lenin de la Paz. El método económico del peronismo es quizás incluso más dislocante que el socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez.
Mientras tanto, en España prosigue el grotesco «suspense» sobre la asistencia de Rodríguez Zapatero a la cumbre internacional convocada por George W. Bush en Washington para el 15 de noviembre. Para entonces ya se sabrá quién es su sucesor. De no poder asistir Zapatero, habrán culminado todos los desaciertos de su política exterior. De todos modos, entre la votación del 4 de noviembre y la toma de posesión en enero van 76 días. Serán 76 días bastante largos. Guste o no Obama, es previsible que su elección configuraría un efecto más receptivo que la victoria de McCain a contrapelo de las tendencias hoy más marcadas. Al menos es así como se verá en el ancho mundo.
El período de transmisión de poderes entre dos presidencias siempre es complejo, y quien obtenga el premio laureado de la Casa Blanca tiene a la vez que configurar equipos, saldar compromisos y dar respuestas sobre la marcha. Richard N. Haass, presidente del afamado Consejo de Relaciones Exteriores, ha recordado que cuando George W. Bush llegó a la presidencia hace ocho años el mundo estaba bastante tranquilo, la economía crecía al 3 por ciento y el presupuesto federal estaba en superávit. Quien sea el nuevo presidente hereda dos guerras -Afganistán e Irak-, un recelo mundial antiamericano, un ejército fatigado, un déficit monumental y una ralentización económica global que generará inestabilidad en numerosos países.
Durante un largo tiempo, tendremos más rollitos de primavera de precio ajustado que el suntuoso pato laqueado en el menú de las economías nacionales y de la incertidumbre global. De resultar eficiente y positiva la acción concertada que se ha ensayado en la Unión Europea, la integración habrá dado un paso adelante. Del mismo modo, si el Gobierno de España canalizase correctamente las respuestas a la crisis, incluso podríamos mejorar en competitividad. Extraño momento para que el líder de la UGT, cuando el paro arrecia, se ponga a destapar fosas de la guerra civil. Quizá no quiera asumir responsabilidad alguna si se trata de producir más y mejor.
Para la izquierda jurásica, el llamado «crack» de octubre de 2008 representa la bancarrota del capitalismo, la debacle de la globalización y el final de los Estados Unidos como potencia. Según costumbre, la intelectualidad rupturista descubre en el «crack» económico-financiero su nuevo opio, como ha dicho «Le Figaro». Ciertamente, no puede descartarse que en países en vías de desarrollo y en sectores que hace poco traspasaron el umbral de la pobreza estalle el descontento. Ya se vio con la crisis de los precios alimentarios. En algunos países, el impulso económico de los últimos años era la frontera que los separaba de una condición equiparable a la de un Estado fallido. En estos casos, con graves carencias de institucionalización asistencial, el paro produce efectos de enfrentamiento social y discordia, de descrédito del sistema jurídico-político. Aparece entonces la antipolítica. Siendo tan precaria como es toda forma de nuevo orden mundial, un aumento de su fragmentación sería inquietante. En circunstancias de esta naturaleza, hay que precaverse de los cambios sistémicos alentados por la ansiedad y el pánico. Correcciones y retoques son el mejor modo de mantenerse en los rollos primavera hasta que un buen día regresen las vacas gordas.
vpuig@abc.es

http://www.abc.es/20081028/opinion-firmas/volatilidad-rollos-primavera-20081028.html

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